A pesar de cifras, tasas de participación laboral parecen estancadas

AIDA RAMÍREZ Foto: Cuartoscuro Luego de que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), diera a conocer que se tienen 21.65 millones de trabajadores formales inscritos hasta octubre pasado, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), aseveró que la tasa de participación laboral parece estancada, a pesar de que hay buenas señales de

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AIDA RAMÍREZ

Foto: Cuartoscuro

Luego de que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), diera a conocer que se tienen 21.65 millones de trabajadores formales inscritos hasta octubre pasado, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), aseveró que la tasa de participación laboral parece estancada, a pesar de que hay buenas señales de reactivación del empleo en el segmento de las pequeñas y medianas empresas (Pymes).

De ahí que, señaló el organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), se requieren medidas claras de política pública mediante acciones de infraestructura, energía y banca de desarrollo para el fortalecimiento de las Pymes; “el apoyo requerido no se trata de subsidios o elección de sectores prioritarios, sino de facilitación”.

Pero también incentivos a la participación laboral y la formalización del empleo con vistas a no solamente aliviar la precariedad de las condiciones sociales sino a facilitar la movilidad social.

En su análisis semanal, aseveró que la evolución del número de trabajadores registrados en el IMSS es una señal de que el sector privado busca su recuperación mediante un emprendimiento renovado en el sector formal de la economía.

“Este interés sin duda contribuye a la reactivación de la actividad económica y del empleo formal y legal”.

Aunque subraya que el mismo IMSS, en su Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre su situación financiera y riesgos, admite que “el aumento en el número de trabajadores afiliados no implica necesariamente nuevos empleos formales señalando que debido a que un mismo afiliado puede registrarse en el Instituto con más de un empleo en más de una empresa, la cifra de puestos de trabajo registrados en el IMSS contabiliza a los afiliados tantas veces como número de empleos mantengan”.

Por ello, aseveró que es clara la necesidad de mejorar el ambiente de negocios en el país, a fin de facilitar empleo para quienes lo buscan activamente, y para animar a quienes desistieron de la búsqueda por considerar que no tenían posibilidades de lograrlo.

Asimismo, sostuvo que en octubre el número de patrones registrados en el instituto aumentó en dos mil 174, concentrándose principalmente en pequeñas y medianas empresas (Pymes), lo que considera el CEESP, “fue un factor sobresaliente en el aumento mensual de los trabajadores registrados al IMSS”.

Y aunque asevera que una sola observación de octubre no es suficiente para marcar una tendencia; “las cifras sugieren que las Pymes retoman un impulso en el empleo y que éste debería ser apoyado por las políticas públicas.

“Lo importante es que estos emprendimientos puedan, primero, ser abiertos a bajo costo.

Dos, que subsistan sin cerrar y, tercero, que crezcan a fin de ganar productividad. Información sobre el número de empresas “unicornio” en México indica que hay la capacidad empresarial y que estos pasos han sido posibles para esas empresas exitosas. Pero es necesario que sean más accesibles para otros”.

Por ello, el CEESP sostiene que se requiere “urgentemente”, racionalizar las regulaciones existentes en los tres niveles de gobierno que encarecen el emprendimiento y la formalización; así como apoyar a las empresas, con una visión hacia su crecimiento, en áreas como capacitación, asesoría técnica, información de sus mercados potenciales -internos y de sustitución de importaciones-, acceso al crédito de largo plazo y factoraje a bajo costo, entre otras.

El CEESP indicó que en este año, la población disponible se redujo a niveles previos a la pandemia, pero en buena medida no pasaron a participar en el mercado laboral, sino que se mantuvieron “no disponibles” es decir, sin trabajar ni expresar su deseo de hacerlo.

Pero afirmó que una hipótesis plausible para explicar este comportamiento es que los miembros de una buena cantidad de hogares perdieron los incentivos a ocuparse, al menos formalmente, debido a las transferencias directas que el hogar recibe vía los programas sociales del bienestar.

“Si ese es el caso, los riesgos serían graves. La informalidad se podría asentar en vez de disminuir, se podría perder la acumulación de capital humano que significa el empleo formal y, por lo tanto, las posibilidades de muchos jóvenes de salir de la pobreza se podrían reducir”, puntualizó.