Apenas hace unas semanas se alborotó la gallera con la información que surgió sobre la actividad del Yunque en México, organización de ultraderecha que se ha infiltrado en los ámbitos políticos y empresariales, con gran relevancia en los círculos de poder durante los pasados sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón.
La pasada semana el revuelo causado por la ultraderecha en México fue mayor, por la recepción que el senador Julem Rementería, coordinador del grupo parlamentario del PAN ofreció al dirigente de la Organización política española, de corte fascista, VOX.
Las críticas no se hicieron esperar, incluso de muchos panistas que vieron lesionada su identidad ideológica al ver como se rendía pleitesía a una organización fascista, pero en realidad lo sucedido en el senado deja ver que la ultraderecha en México está al acecho en contra del presidente López Obrador, al cual quieren asemejar con uno de corte comunista.
El propio presidente de la República advirtió que su gobierno es humanista, no comunista, pero si hay quienes quieren hacer ver que el humanismo es comunismo, “que lo apunten en su lista”, dijo irónico, al parafrasear la icónica letra de la canción del Che Guevara.
El fondo del problema político surgido es el reagrupamiento que los radicales de la derecha quieren hacer para crear un frente común, pero este paso mal pensado de traer a Abascal a México les resultó nefasto, para el partido Acción Nacional, para Rementería y para los senadores que asistieron a ese encuentro en el senado, como la exmorenista Lili Téllez, quien ya no sabe qué hacer para darse a notar.
A pesar del desprestigio resultante de este encuentro con VOX, la derecha radical no claudicará y buscará en las alas recalcitrantes del empresariado, de la iglesia y del PAN, un refugio para relanzar una nueva envestida contra la administración Federal de Morena. Habrá que estar prevenidos.
SUSURROS
Para seguir con el PAN, recordemos que está por venir la elección del nuevo presidente del comité nacional del blanquiazul, en el que todo parece indicar que Marko Cortés, será reelecto, lo que significa que la corriente de Ricardo Anaya mantendrá el control del partido de la derecha, y así, vivas sus pretensiones de volver a ser candidato a la presidencia de la República.
Para Anaya es vital mantener el control del PAN, pues es su mejor escudo ante el reclamo de la justicia por haber recibido millones de pesos para aprobar la reforma energética en el pasado sexenio.
Para Marko Cortés también es fundamental mantener la presidencia de acción nacional, pues sin ella quedaría sin fuerza alguna ante los continuos reclamos de dirigentes de sepa del partido fundado por Gómez Molina. Para quien es un verdadero problema la actual situación es para el secretario general, Héctor Larios, quien ante la licencia solicitada por Marko quedó en funciones de presidente, y la verdad parece que no sabe qué hacer de aquí al 24 de octubre cuando se lleven a cabo los comicios internos.
El futuro del PAN con Cortés-Anaya al frente no parece tener buen fututo, pero quizá tampoco con algún otro de los aspirantes a la presidencia como el exgobernador de Querétaro Francisco Domínguez, quien, se presentaba como una buena carta.
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