Adame, López, Castro y Pérez

Joselito Adame sorprende al mundo taurino al anunciar su retiro, reflejando la crisis actual de la tauromaquia mexicana.



La intempestiva despedida del diestro Joselito Adame, quien llegó a hacer suyo el apodo de Alberto Balderas ‘El Torero de México’, da cuenta de la cruda realidad que vive la fiesta brava azteca.
Considerado como el diestro insignia de la tauromaquia mexicana, anunció su adiós a través de un comunicado en redes sociales. El texto es políticamente correcto, pero deja al público con más dudas que certezas.

Con poco más de 600 festejos a cuestas, Adame ha sabido invertir lo ganado en los ruedos. Le respaldan, entre otros negocios, un hotel boutique y varios inmuebles.

En redes sociales las opiniones en torno a su decisión generan diversas teorías. Hay quienes comentan que, luego de que el año pasado alternó varias veces con el peruano Andrés Roca Rey, comenzó a germinar la semilla de la despedida; otras tantas sugieren que, ante la falta de un calendario abultado, como los que llegó a tener, prefirió cortar por lo sano.

Más allá de la decisión que haya llevado a José Guadalupe Adame Montoya a hacer un paréntesis en su carrera profesional, este adiós es un claro termómetro del complicado momento que atraviesa la tauromaquia en México.

Al ser el torero ‘bandera’ de nuestro país, podría suponerse que no abandonaría ‘el barco’ ahora que se ‘hunde’ tras la prohibición velada que se ciñe sobre la Ciudad de México.

Pero también da cuenta del brillo perdido de la tauromaquia mexicana. Antaño, la despedida de una figura representaba un magno acontecimiento, anunciado con ‘bombo y platillo’, pero no de un día para otro.

Aunque no pueden compararse las dos más recientes despedidas de las máximas figuras españolas Enrique Ponce y Julián López ‘El Juli’, con más de dos mil festejos toreados cada uno, el mexicano Adame dirá adiós con poco más de 600 festejos, ni la mitad de sus contrapartes europeas.

Aun con sus más de seis centenares de fechas, será difícil que su impacto en la historia logre alcanzar el de figuras como Luis Castro, Lorenzo Garza y Silverio Pérez, por mencionar algunos, aunque en las cifras los haya superado. Juzgue usted: ‘El Soldado’ dijo adiós tras hacer 410 paseíllos; ‘El Ave de las Tempestades’, 332 tardes, y ‘El Faraón de Texcoco’, después de torear 371 fechas, según datos de Manuel Lourdes Camino en el libro que editó con motivo de las mil corridas del desaparecido Curro Rivera, a quien apoderaba.

Y a propósito de esa gran obra, ahí se da cuenta de cómo el potosino Curro Rivera festejó su milenario festejo. Lo hizo con una doble encerrona, el mismo día en la Monumental de Aguascalientes, que celebraba su tradicional Feria de San Marcos. Fue el 25 de abril de 1982, cuando el potosino toreó su festejo mil en punto de las 17:00 horas. En ese festejo lidió un encierro de su propiedad; a las 21:00 horas enfrentó la corrida mil uno de su carrera, con astados de diversas ganaderías.

Pero los tiempos cambian y hogaño, los toreros ‘representativos’ se van con un comunicado en redes, así como si se tratara de renunciar a una tienda de conveniencia.

Si así se vive la tauromaquia desde su interior, no es de extrañar que el espectáculo taurino esté más cercano a desaparecer que a renacer, porque todo apunta a que perdió su grandeza.