Águila que cae

Catalina Noriega Otro estropicio más de López. No contento con el desbarajuste nacional y la acumulación de problemas, “premió” al inmundo dictador cubano, Díaz Canel, con la máxima condecoración que otorga México. Se da por sentado que, aparte del honor se contrataron a más de los inútiles médicos cubanos y se compró otra cantidad de

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Catalina Noriega

Otro estropicio más de López. No contento con el desbarajuste nacional y la acumulación de problemas, “premió” al inmundo dictador cubano, Díaz Canel, con la máxima condecoración que otorga México. Se da por sentado que, aparte del honor se contrataron a más de los inútiles médicos cubanos y se compró otra cantidad de la archi mentada vacuna Abdalá, que nadie quiere ponerse.

La ONU etiqueta al negociazo de los galenos cubanos como “esclavitud”, aunque suene muy fuerte. Se sabe que lo que cobra el oficialismo no les llega a estos profesionistas, sino solo una mínima cantidad, mientras la cúpula caribeña se clava el resto de los ingresos. Un eminente doctor , encargado de evaluar a sus colegas de especialidades, me comentaba que es falso que estén muy preparados y que, por el contrario sus conocimientos son escasos y obsoletos.

Es terrible que se ensalce a una dictadura que es la que tiene el mayor número de presos políticos. Que no permite la mínima manifestación e incluso condena a décadas de cárcel a quienes se atreven a cantar “patria y libertad”. Solo existe un partido político, el del oficialismo, las elecciones están predestinadas, no hay libertad de expresión y la mayoría de los habitantes están en el nivel de pobreza. Escasean los alimentos y las medicinas.

Al tal Díaz Canel le heredó el mandato Raúl Castro y se llama presidente, cuando no cuenta con un solo voto popular. La isla pasó del yugo torturador de Fulgencio Batista a la dictadura de un Fidel Castro que juró que jamás volvería el fantasma de un gobierno unipersonal. AMLO aplaude a los tiranos que infestan el continente, ajeno a la desgracia que han acarreado a sus pueblos. Consolidó su mala imagen internacional, ajeno a que las democracias del orbe condenan a estos autócratas.

En paralelo aparece la información de que, las reformas a los libros de texto gratuitos, están en manos de un exfuncionario chavista venezolano. La cabeza de la dirección de materiales educativos la tiene Marx Arriaga, el ínclito funcionario archi allegado a la primera no dama.

No es el primer enviado de aquellas tierras. Desde que Amlo fue jefe de gobierno trajo múltiples brigadas a trabajar al país. Tampoco han faltado cubanos con igual propósito.

El segundo de a bordo en la dirección es Sady Arturo Loaiza, quien en su natal Venezuela ocupó cargos muy destacados como vocero dispersor de la ideología de la tiranía.

Los tamaños del Marx se miden con su última recomendación, en el cuaderno a los maestros, en el que les aconseja que lean a Marx -y a Lenin. La directriz, a partir de su llegada al cargo, ha sido la de seguir a los pedagogos -si así puede llamárseles- de orientación comunista, corriente decadente a partir de la caída del muro de Berlín.

Una de las voces más reconocidas en el campo de la educación en México es la de Gilberto Guevara Niebla, dos veces subsecretario de la SEP. Ha puesto el grito en el cielo y ha denunciado el desastre que conlleva el adoctrinamiento, en vez del aprendizaje académico. En las mañaneras el tabasqueño defiende al chavista y lo considera un “entendido” (¿Será que le es leal?).

Se esperaba que, un porcentaje más alto de padres de familia y maestros, repudiaran lo que ya se ve como un desastre.

Basta de intentar introducirle a la actual generación una ideología absurda, fuera de época y condenada a desaparecer, salvo en enclaves bananeros como en el que nos tiene hundidos este tlatoani.

catalinanq@hotmail.com
@catalinanq