Aldana, compa de Deschamps; Calderón no quiso intervenir el sindicato…como hoy

3, febrero 2022

Andrés Manuel López Obrador tiene al PRI metido en Palacio Nacional.

Y en todos lados.

Él era priista, luego perredista y hoy morenista.

La reciente elección de líder del sindicato petrolero es una farsa más, que muestra cómo los priistas sólo cambiaron su traje tricolor por uno marrón con beige y ya, como por arte de magia, se convirtieron en hombres buenos y honestos.

Ricardo Aldana, el ganador por abrumadora ventaja, representa la continuidad del reinado de Carlos Romero Deschamps, el destituido líder al que amenazaron con enviarlo a prisión o a su casa, sin problema alguno, y le pidieron escoger.

El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), como todos los cárteles, ha sido siempre comparsa del gobierno.

Hasta 2000 del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuando Vicente Fox Quesada fue dejado pasar en un acuerdo para continuar en el poder después de 70 años de dictadura perfecta -por su disfraz de democracia, que persiste hasta ahora- los dirigentes estaban a la orden del presidente.

Y en los doce años del Partido Acción Nacional (PAN) en el poder, no fue distinto.

Por el contrario, se fortaleció esa relación.

En una ocasión, en el brindis de fin de año, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa me hizo una confesión que aplica hoy a la perfección.

-¿Hará lo mismo con Pemex que con Luz y Fuerza del Centro?, le pregunté cuando se acercó a la mesa en el Casino Militar, aquella noche de diciembre de 2009.

-No se puede.

-¿Por qué?

-Porque si me meto en Pemex me paralizan el país y para qué te cuento. ¡Imagínate!

Y eso ha hecho López Obrador.

Quitó a Romero Deschamps, el líder que con salario oficial de de 21 mil 284 pesos brutos o 17 mil 027.20 pesos netos llegó a tener un yate, de esos que critica Andrés Manuel, anclado en las aguas de Cancún, y puso a Ricardo Aldana, el eterno tesorero del mismo sindicato e incondicional de Carlos Antonio.

Imagínelo.

No sea mal pensado.

Ahorraba mucho.

Por supuesto, habría que sumar sus salarios como diputado y senador, donde repitió hasta que se cansó.

Basta recordar el llamado Pemexgate para darse cuenta cómo el gobierno ha dispuesto de los recursos petroleros y, en consecuencia, del sindicato –tienen y han tenido, tal como en la extinta Luz y Fuerza y en la actual CFE privilegios que el trabajador promedio ni soñar puede- en un absoluto contubernio.

Aldana fue parte de todo eso.

Mil millones de pesos nomás para financiar la campaña de Francisco Labastida Ochoa.

El perdedor de la elección, precisamente ante Fox en 2000.

El joven Aldana ¿qué cree?

También ha sido priista eterno, diputado y senador.

Así que aunque diga que rompió con su jefe y compadre, Romero Deschamps –quien hasta jet tiene y en él viaja su hija con todo y perros-lo cierto es que es la continuidad absoluta.

Y avalado por López Obrador, quien calificó de histórica la elección, después de una pasarela de 25 candidatos en Palacio que sólo él y sus leales creyeron auténtica.

Así la sucesión en el sindicato petrolero.

Cambiar para no cambiar, dicen los que saben de política.

 

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