La Paz (México), 1 mar (EFE).- El avistamiento de ballenas en el mar mexicano, el espectáculo turístico más atractivo de Baja California Sur, afronta un “año catastrófico” con una caída de 85 % en el número de visitantes por el impacto de la covid-19 en el turismo.
“Este año ha sido catastrófico para sus finanzas y las actividades en relación a la ballena no logran generar derrama, en algunos casos solo alcanza para el pago del personal, que ya se redujo en un 50 % de individuos”, cuenta este lunes a Efe el empresario turístico Enrique Achoy.
Cada año este estado del noroeste mexicano recibe a cerca de 3.000 de estos ejemplares, y más de 1.500 nacen en sus aguas, con una temporada de avistamiento que inició en noviembre de 2020 y terminará a principios de marzo del 2021.
Estos animales son de la familia de los balénidos y se clasifican en cuatro especies que miden entre 25 y 32 metros y pesan hasta 180 toneladas, llegando a vivir unos 80 años.
Baja California Sur es el estado con mayor número de litorales de México y seis de los más importantes santuarios balleneros del país con miles de cetáceos que llegan desde las frías regiones del mar de Bering tras nadar cerca de 18.000 kilómetros para reproducirse en las tranquilas aguas.
TURISMO ENFERMO
El avistamiento de ballenas es el fenómeno turístico más importante de Baja California Sur, uno de los estados más ricos del país al albergar la playa de Los Cabos, pero cuyo PIB estatal depende en 70 % del turismo.
Ante la pandemia de covid-19, México sufrió en 2020 una caída anual de 47,5 % en el número de visitantes internacionales, lo que significó perder casi 13.550 millones de dólares, una situación que impactó de forma desproporcionada al estado.
“El tiro de gracia es el incremento en los impuestos que las empresas tienen que pagar, los seguros que son indispensables para prestar el servicio sufrieron un aumento del 30 %”, asegura Achoy.
Por su naturaleza y condiciones insulares, los costos en el traslado de insumos y personas se elevan en comparación a los precios en el macizo continental, lo que dificulta la competencia frente a otras actividades ecoturísticas, expone el empresario.
Además, las medidas sanitarias exigen el uso de camiones y embarcaciones al 30 % de su capacidad, lo que triplica los gastos, asevera.
También denuncia que la Secretaría de Marina (Semar) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) aumentaron el costo de los pagos para tramitar los permisos en un 80 % y 50 %, respectivamente.
“De tal forma que de cada 780 pesos (poco más de 37 dólares) que se obtienen por cada visitante nacional, 90 pesos (4,2 dólares) son para la Conanp, es decir, más del 10 % del costo por visitante”, lamentó Achoy.
ESTRICTOS PROTOCOLOS
Pese al panorama, México se convirtió en el tercer país más visitado del mundo en 2020, aunque también es el tercer territorio con más muertes por covid-19, con casi 200.000 decesos y 2,1 millones de contagios confirmados.
Aun así, las autoridades de Baja California Sur aseguran que su destino cumple con los más altos estándares internacionales.
En Mulegé, municipio que alberga el “Ojo de liebre”, el santuario ballenero más grande de México, la Dirección de Turismo reconoce que los protocolos sanitarios aumentaron los gastos de los empresarios en 30 %.
Pero las medidas de seguridad no son negociables, afirma Antonio Cota, subdirector municipal de Turismo, que espera el avance de la vacunación de covid-19 para aliviar la industria.
“La única forma de tener un turismo sano y bajar dichas medidas de sanidad es con la correcta aplicación de la vacuna contra la covid-19”, opina Cota. EFE