Tras el “disturbio” del 28 de diciembre de 2020, que dejó sin luz a una buena parte de los estados de Tamaulipas y Nuevo León, se llevó a cabo una investigación “a fondo” en la CFE, revelando una serie de anomalías “administrativas”, como omisiones e incumplimientos que habrían propiciado el mayor alcance del disturbio.

Un panel de expertos independientes, integrado por académicos, así como extrabajadores en activo y retirados de la CFE y del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), presentaron el dictamen en donde concluyeron que un fenómeno tan incipiente como el calor emitido desde la tierra por la quema de basura bajo una subestación, encendió la alerta y se desconectaron siete líneas de transmisión en 30 segundos, derivado de que estaban sobrecargadas por la energía renovable que en ese momento se enviaba del norte al sur del país.

Por lo que se alertó que de no modificarse la regulación actual para la interconexión de nuevas centrales generadoras de electricidad, continuará registrándose disturbios como el mega apagón de diciembre pasado; pero también, se señaló la necesidad de aplicar el marco regulatorio vigente.

Durante la presentación del dictamen, en el que estuvieron el director general de la CFE, Manuel Bartlett, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle,  se advirtió que las inversiones en nueva transmisión de energía ya son inevitables, porque 50 por ciento de la seguridad de la red depende de la transmisión; 20 por ciento de la distribución y el resto de la generación y la entrega de última milla.

Según las conclusiones del estudio, en México está ocurriendo un fenómeno conocido mundialmente como balcanización de la red eléctrica, en que sin suficiente capacidad de transmisión siguen conectándose plantas de todos los tipos, sin asegurar las condiciones para su despacho físico.

Y aunque el experto aseguró que las fallas que se han dado y se podrán seguir dando en estas condiciones son multifactoriales, el hecho de que los criterios económicos de despacho permitan la conexión de tantas plantas privadas renovables aumenta los riesgos.

Por ejemplo, desde que inició la apertura, se han añadido 24 centrales nuevas a la red de 400 mil volts, sin aumentarle capacidad. A la de 200 mil volts se le han añadido 59 centrales, en las mismas condiciones, y a la de 115 mil volts se han sumado 70 centrales.