En una señal inequívoca de que la economía mexicana enfrenta serias dificultades, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha reportado una preocupante caída en el consumo privado, que en marzo de 2025 registró una contracción anual de 2.55%, la más profunda desde los peores momentos de la pandemia en febrero de 2021.
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El Indicador Oportuno del Consumo Privado (IOCP), que mide cuánto gastan las familias mexicanas en productos y servicios cotidianos —desde la despensa hasta servicios como internet—, no solo muestra un resultado negativo aislado sino una tendencia persistente que enciende todas las alarmas económicas del país.
Desde diciembre de 2024, este importante indicador ha encadenado cuatro meses consecutivos en terreno negativo: -0.94% en diciembre, -0.90% en enero, -2.17% en febrero y ahora -2.55% en marzo. Esta secuencia descendente evidencia un enfriamiento sostenido del consumo familiar, que representa aproximadamente dos terceras partes del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Los analistas señalan que esta contracción refleja un creciente sentimiento de preocupación e incertidumbre entre los mexicanos, quienes están conteniendo sus gastos, evitando el uso de tarjetas de crédito y realizando ajustes presupuestarios ante la precariedad laboral que se observa en diversas regiones del país.
El momento coincide con la consolidación de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos, lo que ha generado temores sobre posibles guerras arancelarias y nuevas amenazas económicas hacia México, contribuyendo a un clima de cautela financiera entre los hogares mexicanos.
Expertos confirman señales recesivas
Los datos revelados por el Inegi concuerdan con el diagnóstico emitido recientemente por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), que el pasado 15 de abril advirtió explícitamente que “la economía de México se encamina a una recesión”.
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Gabriela Gutiérrez, presidenta nacional del IMEF, explicó en conferencia de prensa que para hablar de recesión deben confluir tres elementos fundamentales: una caída profunda en la actividad económica, persistencia temporal del fenómeno, y una amplia difusión del efecto negativo en diferentes sectores económicos.
“Como lo estamos viendo a través de esta última encuesta, los ciclos de la economía van en contracción actualmente y por eso nos permitimos decir que puede haber una fase de recesión como parte del ciclo de la economía”, señaló Gutiérrez.
El fantasma de la recesión toma forma
Lo que hasta hace poco eran advertencias de analistas financieros, agencias calificadoras y el propio Banco de México, ahora se materializa en datos concretos que afectan directamente a los hogares mexicanos.
El consumo privado es particularmente relevante como termómetro económico, pues refleja no solo la capacidad adquisitiva de las familias, sino también su confianza en el futuro inmediato. Cuando los mexicanos deciden restringir sus compras durante cuatro meses consecutivos, con una tendencia a profundizar ese comportamiento, se configura un escenario que va más allá de una simple desaceleración temporal.
De acuerdo con los expertos consultados, tanto la profundidad como la duración de la desaceleración ya están presentes, y con el consumo privado representando una porción tan significativa del PIB, se confirma que la contracción no es un fenómeno puntual o sectorial, sino estructural.

Foto: Cuartoscuro.com 


