Los Juegos Olímpicos de París 2024, considerados como la primera olimpiada de verano post-pandémica, enfrentan su primer desafío relacionado con el COVID-19. Una jugadora de waterpolo del equipo australiano ha dado positivo, siendo seguida por un segundo caso en el mismo equipo. Sin embargo, tanto las autoridades francesas como australianas han restado importancia al riesgo de un brote significativo.
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Anna Meares, jefa del equipo olímpico australiano, enfatizó que el COVID-19 está siendo tratado de manera similar a otras enfermedades como la gripe, marcando una clara diferencia con los protocolos estrictos implementados en Tokio 2020. El equipo australiano ha tomado medidas preventivas, incluyendo el uso de mascarillas y distanciamiento social para los contactos cercanos.
Por su parte, el ministro de Sanidad francés, Frédéric Valletoux, aseguró que el riesgo de un brote mayor es bajo, señalando que si bien ha habido un pequeño aumento en los casos, la situación está lejos de lo experimentado en años anteriores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda esta visión, calificando el impacto actual como “moderado” en el sistema de salud francés.
La respuesta a estos casos subraya un enfoque más relajado pero responsable hacia el COVID-19 en estos Juegos, reflejando la evolución en el manejo de la pandemia. Sin embargo, se mantiene la recomendación de que cualquier persona con síntomas se aísle para proteger a los atletas y el desarrollo de los Juegos.