El panorama de la corrupción en México muestra señales alarmantes según el más reciente Índice de Percepción de la Corrupción 2024, publicado por Transparencia Internacional. Con una calificación de apenas 26 puntos de 100 posibles, el país se ubica en una posición crítica a nivel global, ocupando el lugar 140 de 180 naciones evaluadas, lo que evidencia un estancamiento significativo en la lucha contra este flagelo.

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En el contexto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México enfrenta una realidad particularmente preocupante al ubicarse en el último lugar entre sus miembros. Esta posición no solo refleja el rezago en materia de transparencia y rendición de cuentas, sino que también marca una brecha significativa con respecto a los estándares internacionales de gobernanza y anticorrupción que caracterizan a las economías desarrolladas.

La situación se torna aún más crítica al analizar la posición de México en el G20, donde solo supera a Rusia, país que enfrenta sanciones internacionales y una crisis de credibilidad institucional. En el contexto latinoamericano, México apenas logra mantenerse por encima de Guatemala, Honduras y Venezuela, pero se encuentra significativamente rezagado frente a Chile y Brasil, naciones que representan su principal competencia económica en la región y que han logrado implementar medidas más efectivas contra la corrupción.

Este resultado no solo representa un desafío para la administración pública y la gobernanza, sino que también tiene implicaciones directas en la competitividad económica y el desarrollo social del país. La baja calificación en el índice sugiere la necesidad urgente de implementar reformas estructurales y fortalecer los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, elementos fundamentales para recuperar la confianza internacional y mejorar el clima de inversión.