Cruz Azul escribió manual de cómo echar por el caño a un equipo Campeón; ¿Quiénes son los culpables?

6, noviembre 2023

JOSÉ ANDRÉS DÍAZ

Foto: Mexsport

En dos años, Cruz Azul pasó de tener un equipo Campeón, que al fin obtuvo la tan sufrida y llorada novena estrella, a ser un equipo que ni siquiera alcance un repechaje, Play-In o como se llame en la Liga MX.

 

La directiva cementera, encabezada por el presidente Víctor Velázquez y con Oscar “Conejo” Pérez como director deportivo, este semestre escribió la última página del manual sobre cómo mandar al caño a un equipo que ganó un título de liga, para convertirlo en uno que fracase rotundamente y que llene de vergüenza a su tan golpeada afición.

Porque el Apertura 2023 fue el acabose. Tras el título de liga en el Guard1anes 2021, han pasado cinco torneos en los que ha clasificado dos veces a Liguilla y fue eliminado en cuartos de final; en dos no pasó del repechaje, más este en el que ni siquiera pudo llegar a esa fase.

En el Apertura 2021, fueron eliminados en repechaje (Rayados); en el Clausura 2022, eliminados en 4tos (Tigres). En el Apertura 2022, afuera en 4tos (Rayados); Clausura 2023, eliminados en repechaje (Atlas) y el Apertura 2023, ni a Play-in.

Y si bien en Cruz Azul la inercia ya venía muy mal desde hace dos años, en este segundo semestre del 2023, el club de La Noria se encargó de hacer las cosas aún peor, cometiendo varios pecados desde la directiva, el cuerpo técnico y por supuesto, los jugadores.

Todos se pusieron ‘de acuerdo’ para hundir a la Máquina

¿Qué pecados se cometieron desde la cúpula directiva cementera hasta los pies de los jugadores? Bastantes y variados.

De entrada, gastar mucho y hacerlo mal. El presidente Velázquez gastó millones y millones de dólares en conseguir refuerzos; la mayoría de ellos de muy poco cartel o prácticamente desconocidos: Moisés Vieira (Brasil), Kevin Castaño (Colombia), Diber Cambindo (Colombia) y Willer Ditta (Colombia), aunque este último sí con un poco de más nombre al venir de Newell’s de Argentina.

Aparte de ellos, se incorporó a Carlos Salcedo y a Jesús Dueñas, ambos procedentes de Juárez, a pedido expreso de Ricardo Ferretti, quien los tuvo en Bravos y, por supuesto, en su época dorada en Tigres.

Los refuerzos no llegaron todos al mismo tiempo. Desde la Pretemporada, el “Tuca” se quejaba de que no tenía plantel completo, de que los entrenamientos los hacía con chavos de la Sub-20 y que él no fue a Cruz Azul a entrenar jóvenes. Eso de que los refuerzos lleguen ya muy cerca del torneo o incluso iniciado, es tradición en el club cementero ya desde hace años.

Había diferencias notorias entre la directiva y el veterano entrenador, que le exigía una y otra vez que le contrataran a un delantero centro, porque el equipo no tenía un hombre gol. La directiva falló en traerle a Alan Pulido, quien nada más los mareó y se quedó en la MLS; luego no pudo convencer al colombiano Rafael Santos Borré de dejar Europa, y finalmente se tuvo que conformar con Ángel Sepúlveda de Gallos Blancos, quien al final dio resultados en el ataque celeste y ya con Joaquín Moreno en el banquillo.

Ahí no acaba el tema con la dirigencia, porque mientras el “Conejo” Pérez es el director deportivo de nombre, se dice que Jaime Ordiales es quien realmente maneja las riendas deportivas del club. Tras haber salido como directivo en Selección Mexicana, Ordiales habría regresado a Cruz Azul a manejar desde las sombras los hilos en cuanto a jugadores y promotores, lo cual derivó en la contratación de esos futbolistas y los negocios a partir de ello.

 

 

El “Tuca” también tuvo responsabilidad. Y mucha. Ya entrado en años, con muchos otoños en el negocio del fútbol y de la dirección técnica, aparte de que nunca le encontró la forma a su equipo, en varias ocasiones se veía cansado, harto de lidiar con el día a día en un club profesional de fútbol. Su arranque y exabrupto en una conferencia de prensa en la que se le fue encima a un reportero, quien había dicho en un podcast que el estratega no iba todos los días a los entrenamientos en La Noria, fue el claro ejemplo de que Ferretti de Oliveira ya no está para aguantar la presión de dirigir a un equipo grande.

A las pocas semanas y por los malos resultados, fue cesado por primera vez en más de 30 años como director técnico en el fútbol mexicano; hoy Ferretti, con casi 70 años, se convirtió en comentarista en la cadena ESPN ya lejos de los banquillos.

En esta repartición de culpas, ahora viene la de los jugadores. Ninguno de los refuerzos, a excepción de Sepúlveda (que llegó hasta la Jornada 7 y lleva seis goles con los cementeros), dio resultados en este Cruz Azul.

Vieira y Castaño jamás mostraron regularidad; Cambindo intentó hasta donde pudo pero su nivel no le da para mucho; Dueñas pasó de noche y Ditta, de lo más decente pero tampoco tan destacado.

Sin lugar a dudas, el que más decepcionó (y enojó a la afición) fue Carlos Salcedo. El “Titán” ya tiene un par de años o más que dejó de ser un futbolista confiable; su nivel cayó tanto que pasó de ser un defensa con experiencia en Europa y titular en la Selección Mexicana, a jugar en Juárez y después, cuando tuvo la gran oportunidad de darle un segundo aire a su carrera en Cruz Azul, desperdiciar la chance y protagonizar escándalos fuera de la cancha, organizando su fiesta de cumpleaños horas después de haber sido goleados por Querétaro en el Estadio Azteca. Eso quizá le podría costar salir de La Noria en diciembre.

Aunado a que los refuerzos no rindieron como se debía, los hombres de experiencia en Cruz Azul tampoco estuvieron a la altura de las circunstancias.

Juan Escobar, Nacho Rivero, Charly Rodríguez, Carlos Rotondi, por mencionar algunos, mostraron un muy pobre rendimiento este semestre. De ese costal, de los experimentados, el único que se salva es Uriel Antuna, quien supo reponerse de malas actuaciones con el equipo y cambió los abucheos por aplausos, nivel que además lo ha afianzado de gran forma en Selección Mexicana.

Y en la portería, peor. A Cruz Azul le urge encontrar un arquero confiable, porque de Andrés Gudiño y Sebastián Jurado no se hace uno. Ambos cometieron errores garrafales que le costaron partidos y puntos a La Máquina. Ninguno de los dos tiene los arrestos para ser el titular indiscutido y digno sucesor de Jesús Corona.

Por último, Joaquín Moreno. El eterno técnico interino cementero, a quien le dieron la oportunidad de su vida, para mostrar este torneo que podía ser el estratega definitivo de Cruz Azul tras cesar al “Tuca”, nunca pudo darle regularidad a la Máquina; falló en lograr que su escuadra fuera sólida, constante, certera y contundente. Pecó en varios partidos de ser muy conservador y defensivo, cosa que le pasó factura y mucha, como la derrota de último minuto ante Chivas, misma que le costó la eliminación.

El último juego de Cruz Azul será el próximo domingo ante un también eliminado Puebla, en un Estadio Azteca que seguramente estará vacío, frío y abandonado por una afición celeste que fue duramente golpeada este semestre por un equipo en el que desde la directiva, los técnicos y por supuesto los jugadores, se pusieron de acuerdo para hundir a un equipo que realmente tiene poco de haber sido Campeón, pero que no se ve cómo pueda repetir pronto un título.