“Daré lo mejor de mí”: Robinson Canó, la estrella que hizo campeón a los Yankees, presentado con Diablos Rojos

Martín Avilés /Ovaciones Foto: Cortesía de Diablos Rojos Cuando Robinson Canó era un adolescente soñador en la República Dominicana, era considerado lento al tener piernas demasiado pesadas debido a su anchura. Pero a pesar de que los scouts veían en él algunos defectos pronunciados, coincidían en que el béisbol le resultaba fácil al de San

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Martín Avilés /Ovaciones

Foto: Cortesía de Diablos Rojos

Cuando Robinson Canó era un adolescente soñador en la República Dominicana, era considerado lento al tener piernas demasiado pesadas debido a su anchura. Pero a pesar de que los scouts veían en él algunos defectos pronunciados, coincidían en que el béisbol le resultaba fácil al de San Pedro de Macorís. Quizás demasiado.

Canó llamó la atención del —en ese entonces— joven manager, Bill Masse, por lo que siguió con atención al dominicano en varias etapas de su desarrollo, en sucursales como Tampa, Greensboro y Trenton. Si bien el potencial y la personalidad del joven eran llamativos, también lo eran sus posibles deficiencias.

Múltiples equipos de MLB buscaban adquirirlo, pero las demandas de su padre por un bono por firmar de 250 mil dólares siendo prospecto, limitaban sus posibilidades. Don Joselito Canó estaba seguro del talento de su hijo, pero ni los mismos New York Yankees superaron los 150 mil billetes verdes cuando lo adquirieron en 2001.

El petromacorisano silenció todo ese escepticismo alrededor de su juego e hizo que cada uno de sus detractores se tragara sus palabras. Como ligamayorista, Canó fue seis veces llamado al All-Star en 2006 y luego consecutivamente en el periodo de 2010-2014. Fue ganador del premio Bate de Plata en 2006 y 2010-2012; obtuvo dos Guantes de Oro en 2010 y 2012, además de que en 2011 ganó el Homerun Derby.

Con Canó como pieza fundamental, los Yankees ganaron la Serie Mundial 2009, última vez que lo han conseguido en su historia. Ahora, se ha convertido oficialmente en jugador de los Diablos Rojos del México ya en el ocaso de su carrera, con 41 años a cuestas. Robinson se encontraba concentrado en la reciente Serie del Caribe en Miami, cuando luego de un juego cenaba con su familia y su teléfono sonó con la noticia de que los pingos lo querían a toda costa.

“Quiero darle gracias a Dios, a Jorge (del Valle, Vicepresidente Deportivo), a Santiago (Harp, Vicepresidente del Consejo de Administración de Diablos), por acercarse a mí y a mi familia ya que anteriormente había equipos que sí me querían, pero no había visto ese interés”, dijo el dominicano sobre el cómo se dio el acuerdo.

De esta manera, con el exligaamayorista, la obtención del gallardete es una obligación para los escarlatas, sobre todo porque cada vez es mayor la presión al cumplirse una década de su último título conseguido en el ya lejano 2014.

“Yo como jugador quiero mandar un mensaje a la fanaticada que daré lo mejor de mí, haré todo lo que esté en mis manos, porque a mí me gusta ganar. Dondequiera que voy la mentalidad siempre ha sido de ganar, creo que no importa el deporte, si no juegas para ganar creo que no tiene sentido”, garantizó.

Contrario a lo que se esperaría de una estrella mundial, el dominicano aseguró que el nivel de competencia en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) es alto, e incluso tiene más nivel que la de su país, que transcurre en el invierno.

“Yo diría que sí (es más difícil), en Invierno se juegan menos juegos que aquí, yo diría esta Liga (LMB) es más difícil que el Invierno. En Dominicana tienen seis equipos, te enfrentas al mismo lanzador tres, cuatro, veces en el año, para mí, la liga de verano suena más difícil, enfrentas un sinnúmero de jugadores que fueron de Grandes Ligas y muchos jóvenes que regresan y buscan otra oportunidad para buscar regresar a Estados Unidos y la Liga se pone bastante fuerte”, comentó.

Su padre, Joselito ‘José’ Canó Soriano era un lanzador que participó brevemente en la MLB de Béisbol con los Houston Astros, equipo con el que firmó en 1980 y en el que finalmente pudo lanzar en seis juegos en 1989, dos años antes de que fuese parte de los Diablos Rojos.

“Me hablaron muy bien de esta organización, hice preguntas a personas que estaban anteriormente, a mi padre que jugó a aquí, a amistades que jugaron aquí y ha sido todo igual lo que me dijeron de que me iban a dar un trato increíble. Ha sido un trato excelente desde que llegué al aeropuerto ha sido más de lo que uno se espera. Gracias a Dios que se ha dado el trato, se ha dado la confianza y esa es la primera parte, te hace sentir al jugador como familia. Solo le pido a Dios que nos dé la vida y la salud para poder ayudar a este equipo a ganar este año”, finalizó.