En la decisión de política económica, que se dio a conocer el 27 de marzo pasado, ya algunos integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) consideraban que la probabilidad de que México esté entrando en una recesión ha aumentado.
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Asimismo, según las minutas de esa reunión, en la que se decidió por unanimidad un recorte de 50 puntos base a su tasa de interés interbancaria para dejarla en 9.0%, “algunos comentaron que la debilidad de la actividad económica nacional se habría acentuado en el primer trimestre de 2025”.
Los integrantes también expresaron que la materialización de escenarios de aranceles altos y duraderos repercutiría en un debilitamiento de la demanda externa.
Uno de los miembros comentó que esto se sumaría a la ya anticipada debilidad del consumo y la inversión; en tanto que otro de los integrantes notó que en dicho escenario el tipo de cambio nominal y real tenderían a depreciarse.
Durante la reunión de la Junta de Gobierno, que encabeza Victoria Rodríguez Ceja, uno detalló que en este cambio del comercio global, el hecho de que Estados Unidos recibe el 80% de las exportaciones mexicanas representa un choque importante para la economía nacional.
“Algunos detallaron que el dato del IGAE para el mes de enero exhibió una variación mensual negativa y con ello sumó dos meses consecutivo de decrementos. Uno agregó que la estimación oportuna para el mes de febrero sugiere que la contracción se extenderá a dicho mes”.
Asimismo, también algunos mencionaron que la desaceleración en la actividad conduciría a una revisión a la baja en la proyección de crecimiento para el año en curso, luego de que el Banxico redujo su estimación del crecimiento del PIB a 0.6% para este año.
“La mayoría (de los integrantes de la Junta de Gobierno) notó que los riesgos asociados con las modificaciones de política comercial en Estados Unidos tendrían repercusiones tanto al alza como a la baja para la inflación.
“Señalaron que por un lado se acentúa la posibilidad de una mayor depreciación cambiaria y por el otro se incrementa el riesgo de un mayor debilitamiento económico”, se lee en las minutas.
De las visiones sobre los impactos arancelarios, algunos integrantes consideraron que la debilidad económica sería de mayor duración, lo que podría atenuar las presiones inflacionarias, principalmente por la caída del empleo formal y en el crecimiento de los salarios.
Mientras que algunos prevén que la imposición de aranceles llevará a un aumento en los precios de las mercancías importadas debido a la depreciación del peso mexicano.
En este entorno plagado de incertidumbre por las decisiones arancelarias del gobierno de los Estados Unidos, los integrantes del Banxico consideran que existe espacio para continuar bajando las tasas de interés con recortes de medio punto porcentual, aunque uno de los integrantes consideró que ello será basándose en “el análisis profundo del panorama inflacionario y sus previsiones”, así como de las medidas arancelarias, incluyendo posibles excepciones o tratamientos preferenciales diferenciados por región.
“La magnitud anticipada de la debilidad económica es tal que realmente debería contribuir a contener las presiones inflacionarias. Consideró que por ello no se requiere mantener la postura monetaria excesivamente restrictiva de los últimos años, abriendo espacio a la recalibración”, agregó otro de los integrantes del Banxico.

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