Día 13: La cuenta, por favor

Nuestro columnista y enviado a París 2024 revela contrastes culturales.



París, Francia / Enviado.- La primera vez que un mesero llegó y me dejó la cuenta aun cuando no había dado ni dos bocados a mi baguette, me enojé tanto que lo miré con el mismo deprecio con el que seguramente Ignacio Zaragoza vio a alguno de los 6 mil sujetos que visitaron Puebla al mando de Charles Ferdinand Latrille aquel histórico 5 de mayo de 1862 que —por cierto— más celebran los estadounidenses que los mexicanos un siglo y medio después.

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Dicen que a la tierra que fueres haz lo que vieres, pues a final de cuentas, ¿quiénes somos para cuestionar los usos y costumbres de otra comunidad? No podré jamás saber si mi evidente molestia incomodó al espigado francés, pero lo cierto es que inmediatamente explicó que en algunos establecimientos suelen llevar la cuenta a sus comensales debido a que en barrios de menor alcurnia, los locatarios en algún punto comenzaron a cobrar antes, ya que muchos clientes se marchaban sin pagar.

Distinto es, por supuesto, acudir a algún restaurante de mayor estatus, donde no cobran sino hasta que pides la cuenta, o bien, te acercas a la barra. Y es que al ser un país que incluye implícitamente los cargos por servicio obligatoriamente en sus precios, dejar un extra es poco habitual. Tanto en un pequeño café, como en un lugar con estrella Michelin como en México solo tienen los tacos de El Califa de León, en la mayoría de los restaurantes franceses se incluye automáticamente un cargo por servicio del 15%.

Está en la ley, y si algo tienen claro en esta parte del mundo desde 1789, es que sin su marco legal no hay esas supuestas libertades que los hacen sentir únicos, aun cuando su fallida Revolución Francesa solo detonó en el capitalismo salvaje. Es por ello que en cada ticket o menú, se especifica él contó del service compris (servicio incluido). Irónicamente, a pesar de que está pagado en el consumo que alguien te sirva en la mesa, es común tener que levantarse y pagar en caja.

Con el tiempo uno tiene a normalizar esas costumbres de cada lugar, se esté de acuerdo o no. En México existe la creencia de que un mesero debe ofrecer un servicio tan bueno, que determine la cantidad del porcentaje de propina que merecerá.

Cada quien sacará sus conclusiones, lo cierro es que en lo personal, que el servicio esté incluido en el precio total del consumo hace más justa la situación al tener ellos garantizado un sueldo mucho más competitivo en el pecado laboral y al usuario le quita esa presión tan invasiva que en ocasiones propicia el tener que generar un vínculo de aceptación a merced del consumidor. Lo que sí, es que pocas veces he visto el aviso de service compris y bien podrían hacer más específicas sus usanzas cuando el mundo entero les visita.