Día 17: ¿Cuánto cuesta un boleto de metro en París?

Te traemos la columna de Martín Avilés, nuestro reportero en París, quien está a un día de bajar el telón desde París.



París, Francia.- La contagiosa tonada de Freed from desire (1997) de Gala Rizzatto resuena en mi cabeza una y otra vez, en contra de mi voluntad. Se trata de un antiguo éxito de los años 90, que se convirtió en un himno para los seguidores de Les Bleus durante el Mundial de Futbol de Qatar 2022 y los Juegos Olímpicos de París 2024 la han heredado hasta convertirla en la canción más reproducida —y coreada— durante los últimos días en la capital francesa.

La llama olímpica está a unas horas de apagar su brillo y la Ciudad de la Luz resplandecerá nuevamente al calor de sus antorchas. El mundo seguirá su rumbo, pero aquí todo seguirá su curso. París es sorprendente desde cualquier ángulo que se le mire. Su cultura, su rica historia y ese orgullo recalcitrante que se reniega a transformarse en una sucursal del globalismo hacen de esta ciudad una pieza única.

Su contradictoria existencia donde coexiste la modernidad con los vestigios de su heroico pasado provocan una profunda incertidumbre para quienes la contemplan desde sus entrañas. Son 245.6 kilómetros de longitud los que mide el metro parisino, entre sus 303 estaciones que conforman una telaraña que comunica de un punto a otro la zona metropolitana de esta localidad. La primera línea fue inaugurada el 19 de julio de 1900 y comunicaba Porte de Vincennes con Porte Maillot, por lo que si bien es sumamente antigua, ha sido remodelada y extendida con el paso del tiempo.

El metro es el reflejo perfecto de esa obstinada manera parisina de ser. De muchas maneras se rehusa a dar un salto tecnológico que no le vendría nada mal al ser el medio de transporte predilecto de su comunidad. Pero por otro lado, muchas de sus implementaciones lo hacen estar años luz de distancia, por ejemplo, que el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de México.

Es extraño y hasta irónico cómo en París se puede pagar con tarjeta y de manera fácil y sencilla por un boleto de metro. Y sí, curiosamente, mientras en la capital mediana ya no existen más los tickets físicos, acá son la diferencia entre quienes pagan el pase Navigo, mismo que resulta más económico a la larga, de quienes solo necesitan viajar una que otra vez por los oscuros subterráneos de esta ciudad.

Pero por mucho la mayor diferencia entre uno y otro es su precio. Mientras un pasaje para tener acceso al servicio de transporte en CDMX es de tan solo 5 pesos, en su equivalente parisino tiene un costo de 4 euros, es decir, 82 pesos por viaje, lo que lo hace sustancialmente más caro que el nuestro. Por supuesto que el ingreso per cápita es mucho mayor en la tierra del croissant, además de que el STC se encuentra en terapia intensiva.

De hecho, si tomamos en cuenta que el salario mínimo en México es de 248.93 pesos diarios, un trabajador que tuviera que pagar un boleto de y otro de vuelta al precio de París, gastaría 164 pesos, es decir, el 66% de su sueldo al día para poder trasladarse. El contraste es sumamente notorio y quizás una de las mayores sorpresas que nos hemos llevado los mexicanos que viajamos por primera vez de este lado del mundo.