Diplomacia del bienestar

Congreso ratifica a Genaro Lozano como embajador en Italia. Morena repite patrón de nombramientos políticos que criticó del pasado


Juan Ortiz

La Comisión Permanente del Congreso ratificó el nombramiento de Genaro Lozano como embajador de México en Italia. La decisión se tomó con el voto de Morena, PVEM, PT y Movimiento Ciudadano.

PAN y PRI votaron en contra. Cuestionaron su falta de carrera diplomática y recordaron que ha sido comentarista favorable a la ‘4T’.

Desde la bancada guinda lo defendieron por su formación académica, sus credenciales en derechos humanos y su cercanía con la comunidad LGBTQ+. El argumento fue claro: “Se necesita una diplomacia más abierta, más ciudadana“.

Pero el fondo del debate no es Genaro Lozano. Es el método. Es la repetición de un viejo patrón.

NO SOMOS IGUALES

Morena llegó al poder criticando que el PRI y el PAN usaran la diplomacia como premio político. Hoy repite la fórmula. No es el primer caso, ni será el último.

Lozano sustituye a Carlos García de Alba, un diplomático de carrera con más de 35 años en relaciones exteriores, condecorado en Argentina, premiado en Irlanda, políglota y formado en Italia, el mismo país donde fue embajador.

Y el caso de Lozano no es aislado. En estos años se han entregado embajadas y consulados a exgobernadores del PRI y del PAN como Quirino Ordaz (España), Claudia Pavlovich (Barcelona y Panamá), Miguel Aysa (República Dominicana), Omar Fayad (Noruega), Marco Mena (San Francisco) y Carlos Joaquín González (Canadá).

LA PRISA

La ratificación de Lozano se hizo en fast track. La Comisión Permanente turnó su nombramiento un día antes, compareció ante la comisión correspondiente y fue votado el mismo día.

En el mismo paquete se aprobó también el nombramiento de Francisco de la Torre Galindo como embajador ante Indonesia. Pero en ese caso hubo unanimidad. Nadie discutió su perfil. Es diplomático de carrera desde 1998 y ha representado a México en Dallas, Madrid y foros multilaterales.

Esa diferencia evidencia algo: cuando hay méritos objetivos, hay consenso.

EL DEBATE

Durante la discusión legislativa, hubo dos narrativas. Desde el PRI, la senadora Carolina Viggiano ironizó: “Lo único que falta es que nombren a Lord Molécula“. Desde Morena, el senador Cuauhtémoc Ochoa defendió la designación como una forma de acercar la diplomacia a nuevas causas sociales.

El diputado Rubén Moreira, del PRI, exhibió un artículo publicado por Lozano en el que critica al gobierno de Georgia Meloni, actual primera ministra de Italia. Cuestionó si un embajador puede representar a México tras haber hecho ese tipo de señalamientos públicos.

El senador Jorge Carlos Ramírez Marín, del PVEM, respondió que el beneplácito ya fue otorgado por el gobierno italiano. Y que, además, Lozano fue asesor de la excanciller Rosario Green, una credencial suficiente -según dijo- para justificar su nombramiento.

OBJETIVOS EN PAPEL

Durante su comparecencia, Lozano prometió representar a México con compromiso. Dijo que buscará convertir a Italia en uno de los principales socios comerciales del país. También planteó crear el Instituto Cultural Tina Modotti, para fortalecer los vínculos culturales y artísticos.

Su plan de trabajo incluye temas importantes: cooperación económica, igualdad de género, atención a connacionales y fomento a la inversión extranjera en el sureste. Pero todo eso parte de una realidad: es un nombramiento político con objetivos diplomáticos.

Y ahí está el dilema de siempre: ¿puede alguien sin trayectoria en el Servicio Exterior Mexicano desempeñar el cargo de embajador con eficacia? La respuesta está en los resultados.

EL DATO INCÓMODO

En sesión del Tribunal Electoral, el magistrado Reyes Rodríguez exhibió lo matemáticamente imposible en la elección judicial: de 7 mil 400 millones de combinaciones posibles, sólo una concentró 41 millones de votos. La de los nueve ganadores, como Lenia Batres y Hugo Aguilar.