PATRICIA RAMÍREZ
Foto: Reuters
Especialistas en derecho dividieron opiniones en torno a la figura de la vicepresidencia, pues mientras algunos la consideran un contrapeso efectivo, otros argumentan que es insuficiente para profesionalizar el trabajo del Ejecutivo.
Durante el foro 5 del parlamento abierto para la reforma electoral, organizado por la Junta de Coordinación Política (Jucopo), académicos y abogados abordaron la figura de la vicepresidencia federal, bajo la modalidad debate a través del Canal del Congreso.
Miguel Ángel Sulub Caamal, presidente del comité directivo de la Barra Mexicana de Abogados, explicó que cualquier reforma legislativa que se pretenda hacer en materia electoral y política debe mejorar el sistema democrático y fortalecer la vida institucional del país. Afirmó que es necesaria una reforma porque siempre habrá nuevas necesidades y retos que obligan al modelo electoral a adaptarse a las circunstancias actuales.
Consideró que por los contextos y configuración política que existe dentro del Congreso de la Unión y por el comportamiento que despliegan quienes ejercen el poder, es necesaria la figura de la vicepresidencia, que sería un acompañamiento al presidente de la República, para garantizar estabilidad en el país en caso de que falte el titular del Ejecutivo. Se manifestó “a favor de que se ponga sobre la mesa la figura de vicepresidente y que, en dado caso, se concrete en el texto constitucional”.
Insistió en que la figura del vicepresidente busca fortalecer la vida institucional y la funcionalidad de la estructura del gobierno, de tal forma que ante el cúmulo de asuntos que tiene a su cargo el presidente sea acompañado por ésta.
En contraposición, Antonio Tenorio Adame, profesor de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, expresó que la figura de la Vicepresidencia en algunos países funciona como incubadora del siguiente presidente, para que se prepare, desarrolle y adquiera prácticas del gobierno interior, pero “en México los candidatos son improvisados y tenemos un éxito democrático con una reforma que sirve a los partidos para presentar candidatos ineptos”.
Agregó que esta sería una figura insuficiente, porque, aunque daría certeza sobre quién sustituirá al presidente en caso de falta definitiva, México tiene un régimen presidencial, por lo que consideró que se debe analizar si fortalecería o disminuiría al presidencialismo.
Planteó impulsar la parlamentarización del Ejecutivo para que el Congreso tenga más control, y desarrollar espacios en que las y los candidatos se puedan probar.
El problema, subrayó, es cómo y a quién se elige, y cómo se debe utilizar la discusión para que los partidos incuben un buen seleccionado. “Antes había más cuidado para tener equilibrio y hoy ganan tendencias y cuestiones que llevan a que el Congreso no tenga representatividad”, dijo.
Arturo Ramos Sobarzo, abogado de la Escuela Libre de Derecho, dijo que en una posible discusión de la reforma electoral se tiene que empezar por hacer un diagnóstico sobre por qué se quiere cambiar y cuáles son las razones. Subrayó que se requiere una reforma, siempre y cuando aborde temas como la fiscalización e intromisión del crimen organizado.
Expresó que está en contra de la figura de la vicepresidencia porque estudiosos de los sistemas electorales manifiestan que está lejos de ser un mecanismo que solucione problemas.




