Duro escollo tiene Rafael Nadal en París

3, junio 2022

DISPUTA EL HISPANO SEMIFINALES EN ROLAND GARROS

Pelea un boleto a la final en contra del incómodo alemán Alexander Zverev, un rivales muy difícil

El español Rafael Nadal es ahora el máximo favorito para ganar Roland Garros, pero al español le queda rematar la faena que dejó bien encarrilada tras derrotar en cuartos al serbio Novak Djokovic y que ahora pasa por vencer en semifinales al alemán Alexander Zverev, uno de sus rivales más incómodos contra el que choca hoy.

El día que cumplirá sus 36 años, el genio de Manacor deberá dar un nuevo paso para la conquista de su decimocuarto torneo en París y del vigésimo segundo Grand Slam, que aparece más despejada que al inicio del torneo tras haber tumbado en la noche del pasado martes al número 1 del mundo y defensor del título.

Ese partido, de una intensidad poco habitual en el circuito, el capítulo 59 de la rivalidad más grande de la historia, ha dejado una sensación de que el torneo no puede ir más allá.

Zverev, tercera raqueta del mundo, emerge ahora en el horizonte, mientras la otra semifinal la disputarán el croata Marin Cilic y el noruego Casper Ruud, muy lejos, a priori, del nivel del español.

Por eso, la atención se centra el en partido contra el germano, uno de los rivales incómodos que ha afrontado el español, por la potencia de su servicio y la fortaleza de su revés, armas con las que enterró en cuartos al español Carlos Alcaraz, otro de los candidatos al título, en cuatro sets.

El alemán, de 25 años, jugará las segundas semifinales consecutivas en Roland Garros con el objetivo de alcanzar la final de un Grand Slam por segunda vez en su carrera, tras la del Abierto de Estados Unidos de 2020 cuando perdió contra el austríaco Dominic Thiem.

Parte como favorito el español, que desde su llegada a París no ha dejado muestras de los problemas físicos que le lastraron en el pasado torneo de Roma, aunque tanto él como su clan guardan un sepulcral secreto sobre su estado real.

Esa duda, que el tenista se encarga de minimizar en cada comparecencia de prensa, es la única que enturbia su futuro, por lo demás halagüeño.

Como asegura su entrenador, Carlos Moyà, “ha ido tomando el ritmo y afinando” su tenis y, como demostró en el duelo contra Djokovic, “cuando es exigido responde con categoría de un grande”.

Ese duelo es el que ha acabado por dar el tono al español, según su preparador, que considera que “para llegar al cien por cien se necesita la exigencia del rival”, el último toque a una preparación que no traía, porque las lesiones le habían impedido ganar rodaje.

Nadal es ya, de nuevo, el gran referente en la tierra batida de París y ahora todo apunta a su decimocuarta corona, otro milagro para un jugador que hace menos de un mes apenas podía plantar su pie izquierdo en el suelo.

Pero el olor de la arcilla francesa tiene un efecto increíble en el español, que suma a su habitual dominio en el torneo una comunión con el público que cobró su máxima expresión en el duelo contra Nole.

Eso hace que su nueva resurrección, una más en la historia del español, sorprenda menos, por el escenario, que la que tuvo a principios de temporada cuando sumó en Australia su vigésimo primer Grand Slam.