En la década de los sesenta, cuando Silvia Pinal ya era una reconocida artista y Emilio Azcárraga Milmo un poderoso empresario, surgió un romance que marcaría profundamente la vida de ambos. En sus memorias “Esta soy yo”, la actriz reveló detalles íntimos de esta relación, reconociendo incluso que Azcárraga fue el amor de su vida, describiendo su relación como absolutamente recíproca y apasionada.
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El principal obstáculo para su matrimonio fue la familia de Azcárraga Milmo, quienes no veían con buenos ojos la relación con una mujer divorciada. El padre del empresario, Emilio Azcárraga Vidaurreta, consideraba que la imagen de Silvia no favorecía a la familia ni a la empresa, y ya tenía planeado un matrimonio con Nadine Jean, una joven de origen francés.
La ruptura fue profundamente dolorosa para Pinal. En declaraciones para el programa “En compañía de…”, reveló su dolor cuando Azcárraga le comunicó que se casaría con su prometida francesa. “Fue doloroso el terminar esa relación… No lo entendía, pero después con el tiempo lo comprendí”, expresó la actriz, quien a pesar del sufrimiento, mantuvo un profundo respeto y cariño por quien consideraba un compañero excepcional.
Mientras Azcárraga Milmo, conocido como el “Tigre”, contrajera matrimonio con Nadine Jean, Silvia Pinal inició una relación con el cineasta Gustavo Alatriste. Sin embargo, su vínculo con Azcárraga nunca se borró completamente. Ella misma reconoció que él siempre se ocupó de ella, cuidándola y aconsejándola, manteniendo un lazo de afecto incluso después de su separación.
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Con el paso de los años, sus caminos siguieron direcciones diferentes pero igualmente brillantes. Azcárraga Milmo asumió el control de Telesistema Mexicano, que posteriormente se convertiría en Televisa, consolidándose como uno de los empresarios más importantes de México. Silvia Pinal, por su parte, continuó su exitosa carrera como actriz, manteniéndose como un ícono indiscutible del entretenimiento mexicano, guardando en su memoria este capítulo de amor que marcó su juventud.