El auge los Estados geopolíticos bisagra

FAUSTO CARBAJAL Durante la Guerra Fría, en la que los Estados Unidos y la otrora Unión Soviética se enfrentaron indirectamente por las mentes, los corazones –y los territorios– del llamado Tercer Mundo, surgió un grupo de Estados conocido como el Movimiento de los Países No Alineados. Nació como un bloque de países que defendían su

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FAUSTO CARBAJAL

Durante la Guerra Fría, en la que los Estados Unidos y la otrora Unión Soviética se enfrentaron indirectamente por las mentes, los corazones –y los territorios– del llamado Tercer Mundo, surgió un grupo de Estados conocido como el Movimiento de los Países No Alineados. Nació como un bloque de países que defendían su neutralidad frente a los poderes hegemónicos de aquella época. Dicho movimiento también dejaba entrever el temor –fundado– y ensimismamiento de estos países, frente a una época marcada por golpes de Estado, guerras civiles e insurgencias. (Por cierto, México llegó a decir que era tan no alineado que no formaría parte de los países no alineados)

Hoy vemos cómo nuevamente las estructuras del sistema internacional van adquiriendo cada vez más características propias de un mundo bipolar. No obstante, con implicaciones potencialmente distintas para los países del ahora llamado Sur Global. De esto trata una joya de artículo de Jared Cohen, presidente de Asuntos Globales de Goldman Sachs, intitulado “El auge de los Estados geopolíticos bisagra” (traducción de un servidor).

Basándose en los estados bisagra que suelen definir las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Cohen define a los Estados geopolíticos bisagra del siglo XXI de la siguiente manera:

“En geopolítica, los Estados bisagra tienen capacidad para trazar su propio curso, tema por tema, y ​​pueden decidir el futuro del equilibrio de poder internacional. Son países relativamente estables que tienen sus propias agendas globales independientes de Washington y Beijing, y la voluntad y las capacidades para convertir esas agendas en realidades. Se están volviendo más asertivos en el uso de sus ventajas económicas para reforzar su posición e influencia. Son más exigentes, flexibles, dinámicos y estratégicos de lo que podrían haber sido en el siglo XX, independientemente de sus intereses compartidos con una u otra gran potencia. Y a menudo elegirán la alineación múltiple, una estrategia que los convertirá en fuerzas críticas, y a veces impredecibles, en la próxima etapa de globalización del mundo y la próxima fase de la competencia entre las grandes potencias.”

Al respecto, varios países de la región de América Latina y el Caribe cumplen con este perfil, o potencialmente lo pueden cumplir, a la luz de la actual transición geopolítica global. Para el caso de México, retomo parte de un artículo que la revista Foreign Affairs Latinoamérica tuvo a bien publicarme el año pasado: “En particular, la política del Estado mexicano tendría que privilegiar una postura lo mismo de acomodamiento estratégico que de contención hacia China y Estados Unidos, dependiendo del tema que se trate. La lógica detrás de esta política es que nuestro país aproveche al máximo el triángulo geopolítico Estados Unidos-México-China.

[…] En este sentido, nuestro país tendrá que encontrar un fino equilibrio que le permita, por una parte, honrar la relación que le une a Estados Unidos y, por la otra, impulsar la relación bilateral con China para incrementar el peso específico de México en la arena internacional […]”.

Finalizo diciendo que habrá que ponerle nombre y apellido a esos temas que México y otros países del Hemisferio Occidental podrían explotar para consolidarse como Estados geopolíticos bisagra y, con ello, contribuir a una nueva arquitectura del sistema internacional.

Discanto: Vivir Quintana la hizo de nuevo con esta canción: Te Mereces Un Amor.

Consultor