El Colectivo escénico Pájaros alza el vuelo y prepara su décimo aniversario

Pájaros en el alambre, colectivo escénico, celebra una década de llevar artes circenses y danza a niños y jóvenes sin acceso fácil a las artes.



Secretaría de Cultura

El Colectivo escénico Pájaros en el alambre está próximo a cumplir una década de llevar sus creaciones ante un público infantil, en especial para aquellas infancias y juventudes que difícilmente tienen las posibilidades de acercarse a las artes escénicas.

Así lo comentó en entrevista la directora del grupo, la aerealista, bailarina, narradora oral y docente Cinthya Fuentes López.

“El próximo año cumpliremos 10 años y justamente el nombre del grupo hace referencia a la primera vez que el equipo se reunió para tomar un diplomado en artes del circo y estábamos tomando la disciplina del cable tenso; entonces, nuestros números principales hacían referencia a eso y nos quedó muy grabado el primer trabajo que hicimos juntos, por eso decidimos llamarlo de esta manera, por el trabajo que hacíamos en el cable tenso”.

La afición por las artes escénicas llegó a su vida desde la infancia; no obstante, siguió la tradición familiar y estudió para ejercer como cirujana dentista. Su formación en las artes, en particular la circense y la danza, fueron su afición más fuerte.

“Encontré en el circo algo que me llenó de muchas emociones, la sensación de estar arriba en el aire, volar, es como una sensación de liberación personal y también es algo que me mantiene con buena condición física, hay que entrenar, hay que ponerle mucha dedicación”, comenta en entrevista.

Como parte de su formación, aprendió expresión corporal, presencia escénica y montaje como herramientas de creación; pero sostiene que la construcción de cada espectáculo se basa en temáticas sociales, para contribuir al medio de nuestro entorno, dirigido a niños para fomentar su imaginación y valores, o adultos donde el enfoque reflexione.

Todo esto, acompañado de distintos elementos circenses que apoyen visualmente el tema tratado: “Por ejemplo, a las alas de una mariposa les doy la representación simbólica para un niño el aprender a volar, o para un adulto libertad y transformación”.

Respecto al trabajo que el colectivo realiza, la entrevistada comenta que es itinerante en cuanto a sus integrantes, quienes laboran por temporadas, pero regresan y vuelven a colaborar.

Sus espectáculos están previstos para presentarse en teatros y foros culturales, pero con la versatilidad de adaptarse a espacios públicos, plazas, aulas, patios o canchas escolares.

El equipo se enfoca en las artes del circo, la danza, el malabarismo, el clown y el teatro, actividades que procuran conjuntas para que el espectáculo sea más rico, y a veces se suman músicos que enriquecen más las piezas escénicas.

Pájaros en el alambre tiene espectáculos para infancias, y que suelen tener entre 30 y 40 minutos de duración. “Dirigidos a niños de nivel preescolar y primarias de comunidades alejadas de sus cabeceras municipales, que por la misma situación geográfica y socioeconómica no tienen acceso a actividades culturales que enriquezcan su creatividad”, explica la entrevistada, en estos se da más peso a los malabares y a la música.

Y, agrega, “también tenemos espectáculos que van dirigidos a un público adulto, donde varía entre los 40 y 50 minutos; aquí metemos otras áreas como la manipulación del fuego, la música y el teatro”.

Respecto al impacto de su trabajo en la población que atienden, la aerealista y bailarina hidalguense comenta que quienes eligieron el camino de las artes saben que no es fácil estar vigentes, pero en un proceso que evoluciona en conjunto; como docente de artes, tiene el orgullo de ver a varios de sus alumnos ya graduados de licenciatura en arte dramático y danza.

Como ejecutante —comenta—, algo muy especial es al terminar una presentación, pues hay ocasiones en las que el público se acerca porque lo que vio le emociona; niñas y niños que la abrazan con cara de asombro, risas y hasta lágrimas. “Cuando el arte provoca y enciende las emociones, creo que es la mejor señal de que se ha logrado llegar verdaderamente al público”.

Hasta el momento, el colectivo cuenta con cinco obras montadas: El color del destino, un espectáculo multidisciplinario circense que retrata el amor en distintas facetas; Renaceres, acto performático de manipulación del fuego; Zarina, obra dancística estilo Fusión Tribal, enfocado al empoderamiento de la feminidad; Umbrela, puesta en escena con temática en circo contemporáneo, compuesta por distintos actos aéreos; y Crisálida, danza/teatro, retrato del nacimiento de una mariposa.