El de Hungría es un icónico Gran Premio

28, julio 2022

En 1986 fue el primer país comunista en la F1

Este fin de semana se disputa en el mítico autódromo de Hungaroring, previo a pausa de verano

El Gran Premio de Hungría, el decimotercero del año, que se disputa este fin de semana en el Hungaroring, en las afueras de Budapest, ya es todo un ‘clásico’ del Mundial de Fórmula Uno, pero supuso toda revolución, cuando, en 1986 se convirtió en el primer país del antiguo bloque comunista en albergar una carrera de la categoría reina del deporte automotor.

¿Fórmula Uno al otro lado del telón de acero? Prácticamente inimaginable, tan sólo un par de años antes de que el circuito del extrarradio de la capital húngara acogiese, un 10 de agosto, la undécima de las 16 carreras de ese año.

Pero pocas cosas se le antojaban imposibles a Bernie Ecclestone, el genio que ideó y desarrolló todo este monumental espectáculo deportivo derivado en multimillonario negocio que durante varios decenios fue de su propiedad.

Mucho antes de que se acuñase el término globalización, el ex piloto, ex jefe de equipo y empresario británico se adelantó una vez más a sus tiempos, al dar un nuevo paso en la universalización de la Fórmula Uno: penetrando en el anteriormente impermeable territorio de los países que conformaban el desaparecido Pacto de Varsovia. Firmado en 1955, en la capital de Polonia; como respuesta a la OTAN, fundada siete años antes.

Bien es verdad que tan sólo tres años más tarde acabaría cayendo el Muro de Berlín, que marcó el principio del desmoronamiento definitivo del también llamado bloque del Este. Y que Hungría, otrora integrante del imperio austrohúngaro (1867-1918) -cuyas capitales, Viena y Budapest, están indisolublemente unidas por el majestuoso Danubio-, siempre fue el país del bloque comunista que más relación mantuvo con la entonces denominada Europa Occidental. Pero la llegada de la F1 a Hungría -duramente reprimida en 1956 por la Unión Soviética- supuso, en su día, una sorpresa mayúscula.

Bastante más tarde, en 2004, el Mundial incluyó a China, donde, sin pandemias ni secuelas, se corre habitualmente en Shanghái. En 2014 entró en el calendario (en la olímpica Sochi) la ahora sancionada Rusia, que, hasta su desintegración, fue la más importante de las repúblicas que conformaban la Unión Soviética. Y el mundo árabe cada vez ocupa un papel más importante en un campeonato cuyo último objetivo, cerca de conseguirse, es su definitivo arraigo en los Estados Unidos de Norteamérica, aún más familiarizado con otras categorías del automovilismo, que en la Fórmula Uno.