El funeral del viejo Poder Judicial

El modelo judicial de 1995 muere el 1 de septiembre. Nace otro con sello partidista tras elección cuestionada y pocos votos


Juan Ortiz

Estamos a días del fin del Poder Judicial que nació en 1995 y muere ahora, con ayuda de personajes como Miguel Ángel Yunes Márquez y Alberto Pérez Dayán. El 1 de septiembre inicia otra era.

NACIMIENTO Y AUGE

El modelo actual surgió de la reforma de Ernesto Zedillo en diciembre de 1994, apenas tomó posesión. Redujo de 26 a 11 ministros la Suprema Corte, jubiló anticipadamente a los que estaban en funciones e instauró un nuevo proceso de selección entre Poder Ejecutivo y Senado.

Creó el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) para administrar y vigilar los tribunales, rediseñó la Corte para que se enfocara en la interpretación constitucional e instauró la carrera judicial para magistrados de circuito, jueces de distrito, actuarios y secretarios, entre otros.

También nació la acción de inconstitucionalidad, que sustituyó los viejos “amparos contra leyes” para cuestionar normas que chocaran con la Constitución.

Ese modelo, con ajustes, duró tres décadas. Incluso sobrevivió al intento de Arturo Zaldívar de moldear el Poder Judicial a imagen propia y ampliar su mandato como presidente de la Corte.

PLAN DE DEMOLICIÓN

El fin estaba escrito desde que López Obrador llegó en 2018. Pero hubo un periodo de gracia con la elección de Zaldívar como presidente de la Corte, un aliado tan cercano que el propio AMLO confesó que le llamaba para tratar asuntos de su interés.

AMLO buscó controlar la Corte vía designaciones: primero con Juan Luis González Alcántara y Yasmín Esquivel, entonces llegó Margarita Ríos Farjat y luego Loretta Ortiz. Sumados a Zaldívar, parecían suficientes para blindar las reformas obradoristas.

Pero AMLO se topó con la independencia de González Alcántara y Ríos Farjat. Los consideró “traidores del pueblo”. Siguió adelante con el plan, pero ni siquiera con Lenia Batres logró el control total de la Corte.

El verdadero quiebre llegó con Norma Piña al frente de la Corte. Bajo su presidencia, la Corte tumbó el plan B electoral, el decretazo para blindar obras públicas contra amparos y la reforma que ponía a la Guardia Nacional bajo mando de la Sedena.

Esa última resolución fue la gota que derramó el vaso: en febrero de 2024, AMLO presentó su reforma judicial como parte del paquete de cambios constitucionales.

UNA REFORMA A MODO

La aprobación de la reforma judicial llegó con el polémico voto del senador expanista Miguel Ángel Yunes Márquez, investigado por diversos delitos, y el “no voto” del ministro Pérez Dayán, que impidió alcanzar los ocho votos para invalidarla.

Su implementación fue igual de cuestionada: comités de evaluación sin capacidad, registro de candidatos con antecedentes criminales y una elección judicial cuestionada en la que sólo votaron 12 de cada 100 electores. Uno de cada cinco votos fue nulo y los ganadores coincidieron con los nombres repartidos en acordeones judiciales por operadores vinculados a Morena.

El 1 de septiembre asumirán ministros, magistrados y jueces electos en junio. Falta la “mitad” de magistrados y jueces federales, más algunos estados. Pero lo hecho, hecho está.

Quedan temas pendientes como el futuro de la prisión preventiva oficiosa, pero lo seguro es que veremos un Poder Judicial concentrado en ser más político, más mediático y más expuesto a presiones. Más apegado a los golpes simbólicos, que justicia plena para todos.

El viejo modelo de 1995 muere sin honores. El nuevo llega con el sello de la partidización.

EL DATO INCÓMODO

El Tren Maya ya acumula pérdidas por 5 mil 807 millones de pesos desde que empezó a operar, según una revisión de El Financiero. Sólo en la primera mitad de 2025 ha costado 12 millones diarios para mantenerse en circulación.