Enrique Peña Nieto tenía razón:

El PRI sabe cómo hacerlo.

Y no, no es 1971.

El grupo de choque que llegó ayer a la sede nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) actuó como en los viejos tiempos: con palos, con puntas y una que otra pistolita, principalmente.

Ahí mero, en Insurgentes norte, por donde han pasado presidentes buenos y malos; donde se velaron los restos del malogrado presidencial, Luis Donaldo Colosio Murrieta, y donde Enrique Peña Nieto fue elevado a rockstar por sus seguidores.

Ahí mero.

Hombres armados con palos, con armas de fuego y con el clásico distintivo, un guante, una gorra, un pañuelo, que los hace equipo.

Al más puro estilo de los grupos de choque que el PRI utilizaba para reprimir a los estudiantes, principalmente, y que entendieran que, en México, nada por encima ni por debajo de la ley.

Jóvenes corriendo en distintas direcciones, buscando protegerse porque esos malandros los golpeaban, les arrojaban petardos y luces de bengala, de esos que se utilizan en los casi extintos ferrocarriles.

Y todo, por el poder, por la dirigencia del tricolor, en manos hoy de Alejandro Moreno Cárdenas, Alito.

Ulises Ruiz Ortiz, el eterno conflictivo ex gobernador de Oaxaca -descubierto en el Super Bowl, junto a un grupo de amigos siempre, pese a que su estado es de los más pobre de México -encabeza las protestas.

Ruiz Ortiz, el eterno grillo ex gobernador de Oaxaca, se lava las manos, pero es evidente que ese grupo de choque fue enviado por alguien interesado en desestabilizar y en romper la alianza con el PRI el PAN y PRD.

Y en exhibir a Moreno Cárdenas por haber entregado las candidaturas a amigos, a cercanos, y, sobre todo, por haber perdido el 6 de junio todos los estados que estaban en disputa.

Por alguien que resultó perjudicado al perder su parcela con la victoria de la alianza o coalición.

Protesta, y así lo ha hecho siempre, porque le han dejado fuera de los huesos, de las candidaturas, de los cargos.

Porque dinero le sobra, aunque tenga más de diez años en la banca.

Le hace segunda Nayelli Gutiérrez, traidora de tercer nivel.

Así se llevan.

Así están acostumbrados.

El PRI sabe cómo hacerlo.

Gatell, el consciente

Hugo López-Gatell Ramírez volvió a las andadas.

Fiel a su estilo de decir una cosa y al siguiente día recular sin importarle hacer el ridículo, dice ahora que es una tragedia la que viven los niños con cáncer y que merecen ser atendidos y recibir sus tratamientos.

Un día después de que se conoció una entrevista con Chamuco TV -encabezada por el caricaturista El Fisgón, servidor de Andrés Manuel- en la que acusa intento golpista de los padres de familia que reclaman esos medicamentos contra el cáncer, ayer se dijo conmovido.

Andrés Manuel, por su parte, reconoció que faltan medicamentos “porque es muy complicado conseguirlos”, y prometió una vez más que llegarán… la semana próxima.

Envió un mensaje de solidaridad con los padres… pero mantuvo a su diestra a López-Gatell.

Vámonos: Formal prisión a Alejandra Barrios. La dirigente de ambulantes se puso a hablar y ahora pagará en el bote desafiar al gobierno capitalino.

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