A pesar de que el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador prometió en diversas ocasiones que México tendría el mejor sistema de salud del mundo, incluso mejor que el de Dinamarca, dicha meta no se cumplió en el tiempo marcado que era marzo del 2024, y pese a que era imposible lograrlo, reiteró en este objetivo y se comprometió a lograrlo antes de concluir su administración, es decir, en septiembre próximo, “lo cual es prácticamente improbable”, afirmó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
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Por ello, en su análisis semanal, consideró que el siguiente gobierno deberá hacer muchos más esfuerzos para lograr el fortalecimiento del sector salud y reposicionarlo como uno de los factores fundamentales para mejorar el bienestar de los hogares, incluso para incidir positivamente en los niveles de pobreza.
“El uso más eficiente de los recursos públicos destinados a la salud debe ser una prioridad en el presupuesto de egresos del sector público; es un elemento esencial para mejorar el bienestar de los hogares, así como los niveles de productividad y competitividad del país”, indicó.
En ese sentido, señaló que uno de los mayores problemas del país en materia de salud es la cantidad de recursos que se canalizan para su funcionamiento.
Con base en las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2022 el gasto en salud de México como porcentaje del PIB representó el 5.5%, mientras que en Dinamarca fue de 9.5%; “Esto ubica a nuestro país en el penúltimo lugar del ranking de los países de la OCDE”.
El organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), recordó que el desmantelamiento del seguro popular significó que, en 2020 en medio de la crisis por el Covid-19, casi 16 millones de personas perdieran su acceso a servicios de salud, cifra que prácticamente se duplicó para 2022 como resultado de la evidente ineficiencia del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), y “a pesar de los esfuerzos que las autoridades aseguran haber hecho para mejorar el sector, aún se aprecian problemas serios en la calidad de la atención y falta de medicamentos”.
Así, la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023, confirmó el deterioro del sector salud en lo que va del sexenio, pues sus resultados muestran que entre 2018 y 2023 fueron 22.7 millones de personas las que perdieron su afiliación a alguna institución de salud y 15.7 millones dejaron de asistir a las instituciones del sistema público, como hospitales generales e institutos del gobierno federal.
“Es obvio decir que esto propició que los hogares se vieran en la necesidad de sustituir el servicio público por el privado. La ENADID indica que la demanda de servicios médicos en farmacias privadas aumentó en nueve millones de personas y la atención en clínicas y hospitales privados creció en 9.8 millones. Los datos disponibles de la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), por su parte, señalan que entre 2018 y 2022 el gasto de los hogares en salud aumentó 30.9 por ciento”, observó el CEESP.
No dejó de señalar que evaluar la eficacia de la salud pública a través de indicadores de mortalidad evitable como lo hace la OCDE, es fundamental para establecer políticas de prevención y atención más eficientes cuando se busca reducir las muertes por diversas enfermedades.

Foto: Cuartoscuro.com 


