A nadie escapa que el sistema económico mundial enfrenta una crisis cada vez más compleja. Y, también es cierto que, desde mucho antes, los mecanismos multilaterales y los sectores políticos y económicos preponderantes no habían podido cumplir con la promesa de alcanzar la igualdad, la justicia y el bienestar de los pueblos”.

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Así lo expresó el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Juan Ramón de la Fuente, durante su participación en la sesión ministerial de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

El fracaso de ese modelo, continuó el canciller mexicano, “precipitó una crisis que ha tenido diversas consecuencias en el mundo y nuestra región no es excepción; somos la región más desigual del mundo. En promedio, tenemos un porcentaje de personas en situación de pobreza, que está por encima del promedio mundial”.

En nuestra región, apuntó, “viven 180 millones de personas, por lo menos, que no pueden cubrir sus necesidades básicas. Además, tenemos otros retos complejos que nos afectan a todos”.

Al puntualizar esos desafíos, se refirió al caso específico de nuestro país: “Hoy México avanza hacia una transformación profunda de la vida pública. Avanzamos hacia una República que considera que es tiempos de mujeres, con la convicción de que esto contribuirá a una mayor justicia social y, desde luego, nos comprometemos a sumar esfuerzos con cada uno de los países de la región”.

En ese sentido, De la Fuente enfatizó: “La política exterior feminista de mi país es una apuesta, también transformadora, para acelerar el avance de los derechos de mujeres y niñas, para garantizar la igualdad sustantiva, alcanzar la paridad, reconocer y reivindicar la diversidad de las mujeres y construir alianzas estratégicas que consoliden esos esfuerzos. Uno de los rostros del humanismo mexicano es el de la mujer”.

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Asimismo, el canciller destacó otros dos retos de México: “Uno es el fenómeno migratorio derivado de múltiples causas, empezando por la falta de oportunidades de desarrollo; la violencia; la inseguridad o las repercusiones del cambio climático. Abogamos para que la CELAC sea el foro donde discutamos y concertemos acciones que nos permitan gestionar la migración de manera humana, integral, responsable, segura y ordenada”.

Y subrayó otro desafío: “Otro flagelo que padecemos con intensidad creciente es el tráfico ilícito de armas de fuego y sus consecuencias humanitarias, sociales y económicas. Otra vez, especialmente sobre mujeres, niñas, niños, jóvenes y grupos en situación de vulnerabilidad”.