En México, las mujeres tienen menos posibilidades que los hombres de mejorar su posición económica entre generaciones, de acuerdo con el Boletín de Movilidad Social en el Mercado de Trabajo, donde se señala que esta diferencia está vinculada a su baja participación en el mercado laboral y a la carga desproporcionada de trabajo no remunerado que asumen en los hogares.
Los datos, correspondientes al cierre de 2023 y 2024, fueron recopilados por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, en el que se identifica una brecha significativa entre mujeres y hombres.
Esto debido a que, de acuerdo con el estudio, casi el doble de ellas realiza actividades sin pago y, entre quienes sí tienen un empleo, sus probabilidades de pasar del grupo con menores ingresos al de mayores ingresos son notablemente menores.
El boletín indica también que el 94 por ciento de las mujeres mayores de 15 años realiza trabajo doméstico sin remuneración, y que el 37 por ciento también lleva a cabo labores de cuidados.
Esta doble carga tiene efectos concretos sobre su vida laboral, ya que las mujeres que trabajan y además cuidan a otras personas son las que presentan el menor acceso a servicios médicos vinculados al empleo, mientras que aquellas que no realizan trabajo doméstico son las que tienen mayor cobertura.
“Las mujeres que participan en el mercado de trabajo y también hacen labores de cuidados dentro del hogar tienen asociado el menor porcentaje de acceso a servicios de salud debido a su empleo”, explicó Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social del CEEY.
Además de la salud, el informe advierte que las mujeres con responsabilidades de cuidados enfrentan mayores riesgos de perder ese acceso a lo largo del año, y que también tienen desventajas cuando se trata de formación.
Indicó que entre la población ocupada que accede a algún tipo de aprendizaje, las mujeres con tareas domésticas o de cuidados tienen menor participación que aquellas sin cargas dentro del hogar.
Las diferencias también se reflejan en el ingreso, indicó De la Torre al señalar que las mujeres con mayores ingresos laborales promedio son aquellas que no realizan tareas domésticas, mientras que las que, además de trabajar, también cuidan a otras personas se ubican en el nivel más bajo.
“Para mujeres que trabajan, el que realicen un trabajo doméstico —sea de cuidados o no— marca una diferencia importante en los ingresos”, afirmó.
Planteó también que la creación de un sistema nacional de cuidados, como parte de una política de protección social universal, podría reducir una de las principales barreras que enfrentan las mujeres.
Casi una tercera parte de las mayores de 15 años realiza tanto tareas domésticas como labores de cuidado, y el resto también enfrenta limitaciones derivadas del tiempo que destinan a actividades del hogar, aunque no incluyan cuidados.
Aunque este tipo de políticas facilitaría la incorporación de más mujeres al mercado laboral, el CEEY advirtió que los efectos serían limitados si no se crean empleos suficientes y de mejor calidad o si persiste la distribución desigual del trabajo en el hogar.
“El hecho de que el progreso sea positivo y pequeño apunta a que la baja movilidad laboral en México es un problema de carácter estructural que requiere medidas profundas”, concluyó De la Torre.