Estamos a días de la inédita elección que definirá a los nuevos jueces, magistrados y ministros en México. Ya hablamos de su origen: revanchas políticas, filtros deficientes, candidatos con antecedentes penales y el dilema de votar o no votar. Ahora toca hablar del otro elefante en la sala: cómo el poder político metió sus manos en la elección.
PROHIBIDO, PERO NO TANTO
La reforma judicial aprobada por Morena, PT, PVEM y aliados (incluyendo votos “opositores” como el de Yunes Márquez) dejó claro que partidos y funcionarios no pueden intervenir en el proceso electoral-judicial. Pero lo que hemos visto es otra cosa.
Una de las reglas era que los candidatos judiciales no tendrían representantes, a diferencia de las elecciones “normales”. Y ahí llegó el primer indicio: el INE rechazó más de 38 mil solicitudes de observadores electorales. De ese total, más de 24 mil fueron por tener vínculos con Morena, PT y Partido Verde.
Esa fue la primera señal de la Operación Acarreo.
ACORDEONES O GUÍAS
Después vinieron los acordeones: hojas impresas e imágenes digitales con los números de candidatos marcados en boletas. Incluso se crearon bots en apps de mensajería. Tú pones tu sección electoral, y te devuelven la boleta con los números.
Algunos los justifican como “organización ciudadana”. Aunque hay que separar: llevar apuntes personales es válido por la cantidad de candidatos a votar. Pero imprimir miles con diseño, sesgo partidista y distribución masiva, eso es Operación Acarreo.
Los acordeones son prueba de una estrategia coordinada para movilizar el voto, con músculo territorial, presupuesto y narrativa hacia perfiles claros.
MOVIMIENTO PERPETUO
La movilización de personas está en el ADN de Morena gracias a sus fundadores.
López Obrador lo hizo en sus inicios para denunciar fraude electoral en Tabasco. Luego vinieron plantones, marchas y zócalos llenos. Como presidente, repitió la fórmula: movilización para la revocación de mandato, juicios a expresidentes e informes de gobierno. Y ahora, Claudia Sheinbaum continuó esa ruta para difundir el famoso plan C y rechazar las políticas de Trump.
Pensar que no habrá movilización este 1 de junio es ingenuo. Aunque lo nieguen sus voceros, aunque repitan que es un invento de la oposición partidista. Existe. Y su maquinaria está lista.
Actores como Sergio Gutiérrez Luna y Alfonso Ramírez Cuéllar ya soltaron el número mágico: 20 millones de votos, 20% del padrón. No es un cálculo casual. Es la meta.
La reciente visita de los 23 gobernadores oficialistas a Palacio Nacional no fue sólo sobre IMSS-Bienestar. Fue también para afinar detalles de la Operación Acarreo del domingo.
OPERACIÓN ACARREO
Este movimiento mide el éxito político en personas movilizadas. Y hay operadores que se juegan su carrera el domingo: gobernadores, dirigentes, estructuras territoriales. Hasta Andy López Beltrán se juega su prestigio, prestado por su padre. La meta: demostrar músculo, mantener influencia y colocar perfiles afines.
Este domingo, muchos se juegan su futuro político pensando en 2027. Porque en esta elección no sólo se definen juzgadores. También se mide quién manda en cada estado, quién responde, quién puede. Y quién se queda fuera.
La Operación Acarreo existe. Porque así funciona este movimiento. Lo ha hecho toda su historia. Y negarlo es como negar que llueve cuando ya estás empapado.
Pero la lección también es para quienes no están con el oficialismo: ¿qué estamos haciendo para incidir en esta nueva realidad política?
EL DATO INCÓMODO
Animal Político reveló que juzgados locales reciben hasta 5 mil expedientes al año. Empleados trabajan hasta 17 horas diarias entre archivos húmedos y casos duplicados. La reforma judicial no lo corrige. Porque nunca fue su objetivo arreglar la justicia local, sólo capturarla.



