En aumento, las cifras de mal de Parkinson en México, alertan especialistas

PATRICIA RAMÍREZ Foto: Cortesía UNAM En México, aproximadamente el uno por ciento de la población 60 años y más puede llegar a padecer la enfermedad de Parkinson y el principal factor de riesgo para desarrollarla es la edad, por lo que su incidencia se incrementa conforme pasan los años, afirma el académico de la Facultad

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PATRICIA RAMÍREZ

Foto: Cortesía UNAM

En México, aproximadamente el uno por ciento de la población 60 años y más puede llegar a padecer la enfermedad de Parkinson y el principal factor de riesgo para desarrollarla es la edad, por lo que su incidencia se incrementa conforme pasan los años, afirma el académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, Luis Delgado Reyes.

En el marco del Día Mundial del Parkinson, que se conmemora este 11 de abril, el especialista refirió que podría a ver alrededor de 65 mil casos en el país y que las cifras van en aumento, además de que cada caso es diferente y el paciente debe adaptarse a sus nuevas condiciones y limitaciones.

El profesor de neurología detalló que, en la consulta del Hospital Juárez, en la Ciudad de México, los casos van en aumento por lo que es un reto avanzar en la determinación de los factores predisponentes.

Cifras del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía revelan que esta enfermedad ocupa el tercer lugar en frecuencia dentro de las enfermedades neurológicas. Se considera que se presenta de 150 a 200 casos por 100 mil habitantes por año en diversas partes del mundo; en México, 50 de cada 100 mil habitantes pueden padecerla.

Además de alteraciones motrices llegan a presentar cambios en el sistema nervioso autónomo que regula la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la función urinaria y del tubo digestivo; asimismo, deterioro cognitivo, variación en el estado de ánimo, depresión y ansiedad, explica el experto.

Esta es una enfermedad que se clasifica como degenerativa del sistema nervioso central; es decir, que se empiezan a perder neuronas por causas aún desconocidas.

La prevalencia es mayor en el sexo masculino que en el femenino; no se sabe si los estrógenos tienen efecto protector para las mujeres.

También se han descrito más de 10 genes relacionados con la enfermedad, pero no se ha encontrado que sean determinantes. Además, de 10 a 15 por ciento de pacientes tienen antecedentes familiares del padecimiento y de 85 a 90 por ciento la desarrolla sin ningún antecedente.

El especialista precisó que las células cerebrales que se pierden producen un neurotransmisor importante, la dopamina, que comunica a las neuronas y se genera en gran medida en el tallo cerebral; sin embargo, quienes tienen esta enfermedad degenerativa, conforme pasan los años, hay un menor número de neuronas que producen la dopamina.

Los centros nerviosos influidos por la dopamina regulan gran parte de los movimientos automáticos de una persona: reflejo de la deglución, parpadeo, caminar, balanceo de las extremidades para mantener el equilibrio, etcétera. La expresión facial, que podemos modificar de acuerdo con nuestro estado de ánimo, también se pierde.

De igual forma se alteran los movimientos estereotipados que requirieron nuestra concentración cuando los aprendimos, pero después de practicarlos se realizan casi de forma automática, como caminar.

El Parkinson, precisa Delgado Reyes, comienza con un temblor característico en una mano, es fino, como de “cuentamonedas” o “pirinola”, que se asocia con la disminución de movimientos automáticos, llamada bradicinesia. Generalmente el enfermo lo describe como una debilidad, pero en realidad se pierde destreza, por ejemplo para amarrarse las agujetas de los zapatos. Eso es lo que más los incapacita.