Fernando Valenzuela lanzó un poderoso slider que abanicó Lou Piniella. El umpire cantó el tercer strike y así cayó el out número 27 de la noche. De inmediato, Tom Lasorda corrió hasta el montículo donde abrazó al mexicano mientras el Dodger Stadium estallaba de euforia entre los gritos de los aficionados y una lluvia de confeti. No era para menos ese frenesí, pues Los Ángeles Dodgers acababan de remontarle a los New York Yankees para así comenzar una seguidilla de cuatro triunfos que los llevaría a obtener el quinto título de su historia hasta entonces.
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Era el lanzamiento número 149 del juego para el mexicano, mismo con el que selló su primera victoria en Serie Mundial con apenas 20 años de edad, un día como hoy, 23 de octubre pero de 1981. Con el impulso de aquel hito, ‘El Toro’ provocó una efervescencia tal que inminentemente lo convirtió en una leyenda, misma que ahora más que nunca es recordada al haber perdido la vida a los 63 años de edad, a unos días de su cumpleaños.
Aquella noche fue tan gloriosa, que Valenzuela parecía haber sido tocado los los dioses de la pelota para emerger de sus propias cenizas. ‘El Toro’ se sobrepuso a cuatro carreras recibidas para luego colgar el cero en las últimas seis entradas y comandar el primer triunfo de Los Ángeles ante los Yankees cuando estaban 0-2 en la serie.
Fue así que desató así una remontada épica que derivó en la obtención del quinto de los siete campeonatos de la novena angelina. La ‘Fernandomanía’ comenzó a esparcirse no solo por California, sino de este lado de la frontera. Sin embargo, el epicentro de este fenómeno fue ahí, a unos mil 454 kilómetros de su natal Etchohuaquila, Sonora, en el Dodger Stadium, mismo que se convirtió en su segunda casa.
El hogar de los Dodgers fue desde entonces la catedral de quienes le rindieron culto a lo largo de la ilustre carrera del sonorense. Luego de haber disputado 10 duelos de postemporada antes de que comenzara la Serie Mundial de 1981 —cinco contra los Houston Astros en la Serie Divisional y cinco más contra los Montreal Expos en la Serie de Campeonato—, la novena de Los Ángeles había llegado demasiado lejos como para rendirse.
Pero esas dos derrotas seguidas ante los Mulos pesaban toneladas sobre los hombres del equipo que parecía desinflarse dramáticamente. Fue así que para el Juego 3 de la Serie Mundial, ese novato de prominentes mejillas y un cabello rebelde que se salía por todos lados debajo de la gorra, no bajó ese ritmo que ya lo tenía como uno de los mejores serpentinos de aquel año.
Valenzuela había lanzado cinco blanqueadas en sus primeros siete juegos de la temporada y terminó con ocho en total en un año en que finalizó con marca de 13-7. El mexicano fue el primero y hasta ahora único jugador el Cy Young otorgado al mejor pitcher y el de Novato del Año en la misma temporada en la Liga Nacional y hace 43 años puso la cerecilla de ese pastel con el que celebró el mejor año que cualquier mexicano ha tenido en la Gran Carpa.