MARTÍN AVILÉS
Foto: Twitter @DodgerInsider
Era la mañana del 9 de junio de 1981 cuando en la Casa Blanca, un joven de cabello encrespado y mejillas prominentes sonreía con cierta timidez mientras miraba con el nerviosismo una larga fila con importantes políticos de Estados Unidos formados a la espera de obtener su autógrafo. El nombre de aquel chico de 19 años era Fernando Valenzuela, quien exactamente dos meses antes había lanzado una joya de pitcheo con ruta completa de cinco strikeouts en pleno Opening Day ante los Houston Astros para desatar así la fiebre bautizada como ‘Fernandomanía’.
Valenzuela se ganó la confianza del mánager Tom Lasorda, quien ante la lesión del abridor Jerry Reuss lanzó al mexicano hasta el tope del cuerpo de lanzadores como toro al ruedo. Y así, frente a 50 mil 511 aficionados y con la ayuda de su prodigioso tirabuzón emanado de su virtuoso brazo izquierdo, marcó un hito en el beisbol. Ahora, 33 años después de su último juego con Los Ángeles, ‘El Toro’ verá su icónico número 34 retirado del equipo con el que se convirtió en leyenda.
La llamada ‘Fernandomanía’ rebasó las fronteras no solo geográficas sino ideológicas. A tal grado que, en ese inolvidable año de 1981, fue invitado de honor en el desayuno celebrado en la Casa Blanca con la presencia de los entonces presidentes Ronald Reagan y José López Portillo. La pasión que desató ‘El Toro’ fue capaz de crear puentes incluso en materia política. Valenzuela dejó un legado tan respetable, que, a pesar de no ser parte del Salón de la Fama de Cooperstown, el número 34 había sido respetado de tal forma, que a la fecha jamás volvió a ser usado. Ni lo será.
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Ya con 20 años, meses más tarde de aquella visita presidencial, el 23 de octubre de 1981, el oriundo de Etchohuaquila, Sonora, subió al montículo para realizar su lanzamiento número 149 del juego ante los New York Yankees, mismo con el que selló su primera victoria en Serie Mundial. Esa noche fue tan gloriosa que Valenzuela se sobrepuso a cuatro carreras recibidas para luego colgar el cero en las últimas seis entradas y comandar el primer triunfo de Los Ángeles ante los Mulos, cuando la serie estaba 0-2. Fernando desató así una remontada épica que derivó en la obtención del campeonato de 1981.
You're invited!
Join us on Friday and be sure to arrive early as we honor Fernando Valenzuela before the game. pic.twitter.com/mCndfHPWlS
— Los Angeles Dodgers (@Dodgers) August 10, 2023
Con su letal brazo izquierdo, ‘El Toro de Etchohuaquila’ envió un slider que hizo abanicar a Lou Piniella, el umpire cantó el tercer strike y de inmediato, el manager Tom Lasorda corrió hasta la lomita para abrazar al mexicano en la noche más memorable de su prodigiosa carrera tras cantarse el out 27 del duelo. Los Ángeles se impuso 5-4 ante Nueva York y comenzó así una seguidilla de cuatro triunfos para conquistar su quinto título hasta entonces.
El novato había lanzado cinco blanqueadas en sus primeros siete juegos en temporada regular y terminó con ocho en total en un año que culminó con marca de 13-7. De esa manera, el mexicano fue el primero y hasta ahora único jugador en la historia al que le es otorgado el Cy Young al mejor pitcher además del galardón al Novato del Año en una misma temporada en la Liga Nacional.
La ‘Fernandomanía’ tuvo su epicentro a unos mil 454 kilómetros de su natal Etchohuaquila en Navojoa, Sonora. El Dodger Stadium se convirtió en la catedral de quienes se volvieron devotos de su brazo y le rindieron culto a lo largo de su ilustre carrera. Pero aunque apenas era un jovencito lejos de casa, pudo forjar una leyenda tan grande que hoy recibirá una merecida recompensa.