Desde muy pequeña, Gabriela Agúndez se acostumbró a volar. Tenía solo 7 años de edad cuando comenzó a practicar clavados y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Tan pronto sube a la plataforma, se planta con firmeza y mueve ligeramente los dedos de los pies, como si recordara la sensación de la arena de su natal La Paz, Baja California Sur, para volver a su lugar seguro junto a su familia.
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Gaby da un suspiro profundo y, tan pronto se dispone a lanzarse a la fosa, pone su mente en blanco para no tener una sola distracción que la haga perder la concentración. Una rutina que ha hecho miles de veces hasta convertirla en una metodología tan certera que le ha llevado a la gloria olímpica con la obtención de la medalla de bronce en Tokio 2020 en sincronizados junto a su inseparable compañera Alejandra Orozco.
“Esos segundos previos a tirar es solo concentrarme justamente en lo que estoy haciendo. Es vivir el presente, tal vez no irme más allá, sino concentrarme en lo que estoy viviendo en ese momento”, dice la sudcaliforniana en entrevista con OVACIONES a escasos días de su participación en sus segundos Juegos Olímpicos en París 2024.
Gabriela Belem Agúndez García nació el 4 de agosto del año 2000, justo unos días antes de que Soraya Jiménez se convirtiera en la primera mujer mexicana de la historia en conquistar una medalla de oro en Olímpicos. Y 24 años después, Gaby buscará dar otra presea dorada al país, primero el 31 de julio en la Final de plataforma sincronizada junto a Orozco y luego el 6 de agosto en la Final de plataforma individual femenino, a la espera de tener el mejor cumpleaños de su vida.
“Sí, claro que lo sueño (festejar cumpleaños con medalla), voy a mis segundos Juegos Olímpicos con esa ilusión pero creo más que nada voy con el objetivo de sentirme satisfecha con mi trajo y lo que realizo día a día y sentirme satisfecha con mi trabajo al momento de competir”, asegura la joven de 23 años.
Agúndez llegará a la capital francesa con la confianza de ya haber participado en una justa veraniega, luego de que fuera ganadora del bronce en plataforma sincronizada precisamente al lado de la multimedallista Alejandra Orozco, en la pasada edición de Tokio 2020, misma que se realizó un año más tarde debido a la pandemia COVID-19, por lo que hubo público reducido y un ambiente mucho menos festivo que en las ediciones anteriores.
“Sé que van a ser distintos porque cada edición son distintos, nunca se repiten. Pero yo voy con el mismo pensar de prepararme de la mejor manera y que todo lo que esté en mis manos lo voy a hacer para llegar bien preparada a los Juegos Olímpicos”, recuerda la joven clavadista, quien por esa misma experiencia con la que ya cuenta, se siente capaz de repetir aquella hazaña, que significó la decimoquinta presea mexicana en clavados.
“Justamente me siento ligera porque ya fui a unos Juegos Olímpicos, yo ya fui medallista olímpica, ahora sí que ya nadie me lo quita, mi nombre ya quedó grabado en la historia de México y por eso mismo me siento tranquila de que ya logré uno de mis sueños pero a la vez quiero más, sueño con más y se vale soñar y trabajar para ir teniendo logros deportivos así que es el equilibrio perfecto”, refuerza.
Si uno echa un vistazo al perfil de Instagram de Gabriela, encontrará que la inmensa mayoría de sus fotos fueron tomadas en la playa. Originaria de uno de los destinos turísticos predilectos del país, Agúndez encuentra allí su hábitat natural, donde se renueva y purifica el alma cuando más lo necesita.
Y vaya que ene este ciclo olímpico necesitó de esa tranquilidad que solo el mar le puede dar, pues el escándalo entre la extinta Federación Mexicana de Natación (FMN) y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) salpicó a atletas acuáticos como ella, cuando la encargada de administrar los recursos en el deporte, la también medallista olímpica Ana Gabriela Guevara, decidió cerrar el grifo por donde suministraba los apoyos.
Tras una larga batalla en la que quedó inmersa ante esta problemática, Agúndez pudo recuperar la beca que le quitó la Conade después de que consiguiera un amparo y protección de la justicia federal.
“Fue difícil, este ciclo olímpico fue bastante complicado precisamente por ese tema de la falta de apoyos, falta de becas, falta de recursos para competir, para los viajes, pero creo que algo que me ayudó mucho fue pensar en mi objetivo, pensar que un bache en el camino no me iba a privar de vivir mi segunda experiencia olímpica. También lo que ayudó fue el apoyo externo, hubo muchas gente que se sumó y creyó en mí y en mi equipo en este sueño que tenía para llegar a París y eso ayudó demasiado, también el Comité Olímpico, la presidenta Marijose Alcalá siempre entiende y buscando la manera de qué se podía hacer para ver que estuviéramos bien y de la mejor manera y así logró superar esas complicaciones”, cuenta.
Aquella niña de cabello rizado que tantas glorias le dio a su natal Baja California con más de 30 medallas en olimpiadas nacionales, está parada en el filo de esa plataforma donde salta una y otra vez en busca de volar hasta alcanzar sus sueños. París 2024 está a la vuelta de la esquina y con ello, una oportunidad dorada para prolongar ese legado que presume con orgullo. Y cada sacrificio hecho, como cuando tuvo que alejarse de su familia siendo una adolescente, habrá valido la pena.
“Quiero ser recordada como lo que soy, como una persona disciplinada, que le gusta hacer lo que hace, que disfruta hacer lo que hace y como una persona que logró explotar su potencial y demostrarle al mundo de lo que está hecha Gaby Agúndez, de lo que está hecha esa mexicana”, finaliza.