Gasolinazo o haciendazo; ¿qué prefiere López Obrador?

31, marzo 2022

El subsidio de las gasolinas que tanto criticó Andrés Manuel López Obrador hoy lo aplica.

Y cuesta cinco mil millones de pesos semanales.

Unos 240 mil millones anuales.

¿Por qué lo hace?

Porque no quiere perder las elecciones de este año.

Porque quiere salir victorioso en la consulta de revocación de mandato.

Porque la inflación es la más alta en 20 años y porque el panorama es negro.

Porque en campaña prometió que no habría gasolinazos.

Y porque prefiere meterle miles de millones de devaluados pero útiles pesos a su campaña política.

Porque para eso sirve ese dinero quemado diariamente.

¿Recuerda cuando presumía que la gasolina costaba 16.65 pesos el litro de la tipo Magna y 17.79 la tipo Premium en México, justo antes de la epidemia de Covid-19?

En marzo de 2020 Andrés Manuel grabó un video que quedará en las anécdotas de los sexenios, porque decía que había bajado de precio por decisión suya.

Mentira.

Estaba en ese nivel porque el precio del barril de petróleo llegó a estar por debajo de los diez dólares.

– Tomamos la decisión de bajar el precio para que nos ayude a que no se sienta tanto la crisis económica, porque al aumentar la gasolina, aumenta todo, hay carestía, dijo entonces en ese video.

Ayer, el Banco de México (Banxico) a través del subgobernador Gerardo Esquivel, tiró un balde de agua helada sobre todos los mexicanos: la inflación se mantendrá en estos niveles al menos hasta el primer trimestre de 2024.

Sí, dos años de pagar más por todo.

¿Ya ve por qué Andrés Manuel prefiere subsidiar que quedarle mal a sus fieles seguidores?

Por si fuera poco, el conflicto entre Rusia y Ucrania -o el agandalle ruso, para ser más claros- elevó el barril del petróleo por encima de los 100 dólares. Rozó 130 billetes verdes.

Cierto que el gobierno mexicano obtiene también más recursos, porque la cotización en el presupuesto de este año se hizo en 55 dólares.

Es decir, casi 50 dólares más por barril vendido entran todos los días.

No obstante, hay que recordar que México es más importador que exportador, lo que significa pérdidas absolutas, además de que recientemente se anunció que disminuiría la venta de crudo al exterior para refinar más aquí.

Es así, a grandes rasgos, como se explica que López Obrador prefiera un haciendazo que un gasolinazo.

Que de poco sirve porque de todos modos la gasolina ha aumentado de precio.

Es decir, ha habido un gasolinazo silencioso, pero continuo.

 

Vámonos: Se terminó marzo.

Faltan diez días para la farsa: la revocación de mandato.

 

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