Gobierno e Iglesia estamos para servir

FELIPE ARIZMENDI ESQUIVEL MIRAR En el Estado (Provincia, Departamento) de México ya pasaron las elecciones y resultó ganadora la Maestra Delfina Gómez, con el apoyo del partido en el poder. Nos guste o no nos guste el resultado, se ha de respetar la voluntad expresada mayoritariamente por los ciudadanos. Como Iglesia, a través de la

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FELIPE ARIZMENDI ESQUIVEL

MIRAR

En el Estado (Provincia, Departamento) de México ya pasaron las elecciones y resultó ganadora la Maestra Delfina Gómez, con el apoyo del partido en el poder. Nos guste o no nos guste el resultado, se ha de respetar la voluntad expresada mayoritariamente por los ciudadanos. Como Iglesia, a través de la historia, hemos trabajado con regímenes de muy variadas tendencias, unos afines a nuestra fe, y otros totalmente opuestos a la misma.

El Reino de Dios se construye en la justicia y en la paz, también por caminos que nosotros no conocemos y fuera de nuestros esquemas. Lo que importa es que haya verdad y vida, santidad y gracia, justicia, amor y paz. Son valores que hemos de procurar y defender, con el régimen en turno del color que sea. Lo que importa es el bien integral del pueblo. Y en esto debemos unirnos, para juntos luchar por la paz social, cada quien desde nuestra identidad y misión. Es lamentable y preocupante que haya habido tan alto abstencionismo.

Pocos días antes de las elecciones, unos obispos y sacerdotes de este Estado teníamos programada una reunión con la Maestra Delfina y sus inmediatos colaboradores. Por problemas de su salud, no llegó, pero conversamos con sus más cercanos. Desde ese momento, acordamos tener reuniones periódicas, no para tramitar prebendas o privilegios personales o de grupo, sino para compartirles lo que nosotros vemos y vivimos con nuestro pueblo, pues no siempre les llega toda la información, y ver en qué aspectos podemos unir esfuerzos en bien de la comunidad.

Ahora que ella resultó triunfante, esperamos que se concrete esa propuesta de reunirnos de cuando en cuando, para buscar juntos la paz y la justicia de nuestro Estado. No pretendemos un gobierno clerical, pero tampoco una Iglesia aislada del servicio a la comunidad.

DISCERNIR

El Papa Francisco, en un discurso al Presidente de Italia, Sergio Matarella, dijo algo que vale para nuestra circunstancia:

“Cristo mismo habló de la dificultad de servir y de hacer por los demás, admitiendo, con un realismo velado de tristeza, que «los que son considerados los jefes de las naciones las dominan y sus dirigentes las oprimen». Pero enseguida dijo a los suyos: «Pero entre ustedes no es así, sino que el que quiera hacerse grande entre ustedes será su servidor» (Mc 10, 42-43). A partir de entonces, para el cristiano, grandeza es sinónimo de servicio. Me gusta decir que «quien no vive para servir, no sirve para vivir». 

Pero el servicio corre el riesgo de seguir siendo un ideal bastante abstracto sin una segunda palabra que nunca puede separarse de él: responsabilidad. Es, como la propia palabra indica, la capacidad de ofrecer respuestas, a partir del propio compromiso, sin esperar a que otros las den.

Siguiendo con el tema de la responsabilidad, pienso en ese componente esencial de la vida en común que es el compromiso con la legalidad. San Pablo VI observó que en las sociedades democráticas no faltan instituciones, pactos y estatutos, pero que «a menudo falta la libre y honesta observancia de la legalidad» y que en ellas «surge el egoísmo colectivo» (29-V-2023).

ACTUAR

En vez de estar pensando qué ventajas personales podremos obtener con la nueva gobernadora, pensemos en nuestra propia responsabilidad ante lo que todos podemos y debemos hacer por recuperar la seguridad, la paz y la justicia social en nuestro Estado, que lamentablemente está bajo el dominio, sobre todo en el sur, de grupos armados. Lo seguiremos exigiendo a los gobiernos en turno.

Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo Emérito de SCLC