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QUERÉTARO.- Un pequeño taller llamado Weta M’onda, que significa “bordando México”, ubicado en la comunidad de San Ildefonso Tultepec, en el municipio de Amealco, en Querétaro, elabora en estas fechas pesebres (nacimientos) y figuras representativas de la Navidad, con imágenes de la muñeca indígena Lelé.
¡ Hermosos colores de este árbol de navidad 🎄 y nacimiento hecho con artesanías queretanas 😍!
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— Erika Contreras (@ErikaContrera) December 8, 2019
La tradicional muñequita de tela, fabricada por los artesanos de Querétaro, que ha recorrido las principales ciudades del mundo desde 2018 y que recientemente estuvo en el Mundial de Fútbol de Qatar 2022, ahora se ha convertido también en la inspiración para unos pesebres muy tradicionales y muy mexicanos.
Lucía García, artesana y fundadora de Weta M’onda, comenta a EFE que en San Ildefonso Tultepec hay muchas personas dedicadas a la artesanía, por lo que, la idea de personalizar a Lelé, de acuerdo a la temporada, surgió de la necesidad de incrementar las ventas y ofrecer un producto distintivo.
“Nació así como para hacer un poquito más diverso nuestro trabajo, hacerlo por temporadas y que a la gente le guste más, que lo busque a lo mejor no tanto por comprar nada más una cosa, sino lo hacemos también para que la gente busque algo que necesite”, explica. Por ejemplo, dice, en temporada navideña elaboran pesebres, esferas navideñas o la peculiar esfera Lelé.
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Así como ahora estos tradicionales muñecos de trapo se han vestido de la Virgen María, de San José, de pastores y de muchos otros personajes, en noviembre fueron catrinas y en septiembre portaron el verde, blanco y rojo para celebrar que son mexicanos.
De esta manera, los artesanos buscan ofrecer productos que atraigan la atención de los clientes durante todo el año.
En el caso del pesebre, Lucía comenta que este es el segundo año en que se ofrece este producto, el cual ha tenido mucha aceptación por parte de los clientes, quienes han pedido nuevos personajes, como el ángel y el diablo, que desde este año se integraron al escenario.
Es por ello que, al entrar al taller de Weta M’onda, lleno de colores, listones y muñecas Lelé, en la estantería se distingue un espacio donde hay muñequitos rojos con cuernos, son los diablitos del pesebre para que, quienes ya han adquirido uno de estos nacimientos, lo complemente y, quienes apenas lo adquieren, tengan más personajes a su disposición.
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“Vamos durante el año cambiando lo que tenemos de muñeca para que la gente no vea siempre lo mismo y podamos tener más trabajo durante el año (…) ahorita (el pesebre) está cada vez más completo y esperamos que durante el año podamos agregarle algo más para que sea más atractivo para la gente”, abunda.
El pesebre de muñecos artesanales, además de ser un producto que funciona para la temporada, para muchos de quienes lo adquieren representa un golpe de nostalgia y recuerdos que los transportan incluso a la niñez, cuando crecían con un muñeco artesanal o con una Lelé en brazos.
“Les gusta mucho porque mucha gente creció con la muñequita Lelé, fue su primer juguete o fue un regalo que le dieron cuando eran niños, entonces como que los hace recordar su infancia, nos platican y entonces les gusta también tenerlo como parte de su nacimiento”, comenta a EFE.
La muñeca del pueblo indígena otomí es una tradición con más de 100 años en el municipio de Amealco y el 18 de abril de 2018 fue nombrada patrimonio cultural de Querétaro.
Se estima que 10.000 mujeres indígenas se dedican a la fabricación de estas muñequitas conocidas como “Lelé”, que en otomí quiere decir “bebé”.