Jake Haener, quarterback de 25 años los New Orleans Saints, reveló que fue diagnosticado con cáncer de piel, a pesar de ello se mantendrá en los entrenamientos de su equipo de cara a la temporada 2024 de la NFL que arrancará en septiembre próximo.
“Fue algo que simplemente apareció. Mi familia y yo estamos un poco preocupados por eso. Tengo que hacerme un procedimiento en la cara el próximo 1 de agosto. Estoy bien mentalmente y voy a seguir en el equipo, aunque no sé cuánto interferirá esto con ello”, explicó el mariscal de campo en conferencia de prensa.
Haener, quien apareció ante los medios con un parche en la mejilla derecha, detalló que la semana pasada sintió un bulto en la cara que lo llevó a hacerse una biopsia de la que se obtuvo el diagnóstico.
“Con este cáncer de piel, si esperas, las cosas se propagan, así que tengo que ocuparme del asunto. Siento que soy bastante joven y saludable, pero quiero ocuparme, ser responsable al respecto y no convertirlo en una distracción porque voy a estar bien, todo va a estar bajo control”, dijo con optimismo.
El exestrella de Fresno State Bulldogs del fútbol colegial, que llegó a los Saints seleccionado en la cuarta ronda del Draft del año pasado destacó la atención y empatía que ha recibido por parte del cuerpo técnico y compañeros en los Saints.
“El equipo ha sido excelente respecto a esta situación, me ha apoyado en todo. Siento que no será algo que ponga en peligro mi vida en este momento”, subrayó.
El pasador nacido en Danville, California, trabaja en el campamento de entrenamiento de su equipo para apretar al mariscal de campo principal, Derek Carr.
Jake Haener es el segundo jugador de los New Orleans Saints que es diagnosticado con algún tipo de cáncer desde el 2023.
En marzo de ese año, Foster Moreau, quien se desempeña como ala cerrada, presentó los primeros signos de linfoma de Hodgkin, una enfermedad por la que se forman células cancerosas en el sistema linfático.
Dos meses después, y luego de varios estudios, Moreau compartió que sus médicos le dijeron que su cáncer podía eliminarse, lo que provocó que los Saints le extendieran un contrato por tres años a cambio de 12 millones de dólares.