La gran derrota de Adán Augusto

La derrota de Adán Augusto en el Senado revela su pérdida de control político frente al creciente poder de Sheinbaum, marcando el fin de su liderazgo



El Senado rechazó una lista. Pero el que realmente fue rechazado fue él. Morena no logró los votos para nombrar a 56 magistrados electorales, pese a tener mayoría calificada. ¿La razón? Faltaron votos del Verde, del PT… y de Morena. No fue derrota parlamentaria. Fue fuego amigo. Y el blanco se llama Adán Augusto López Hernández.

El hombre que se consideró como el “heredero político” de López Obrador hoy pierde por dentro. Se trataba de su primera gran batalla como coordinador del Senado. No pudo alinear a sus aliados. Y menos, a su bancada. Mientras tanto, hay una mirada atenta en Palacio Nacional.

CUCHILLOS LARGOS

La votación era sencilla: aprobar una lista de 56 magistrados electorales locales. Morena y aliados tenían los números. En esa sesión necesitaban 75 votos. Solo juntaron 72.

Pero el tablero lo mostró todo: 112 senadores presentes, 38 en contra, dos abstenciones. Y lo más importante: quiénes no votaron.

De Morena: Lucía Trasviña, Cynthia López Castro, Sasil de León, Antonino Morales Toledo; del PVEM: Luis Alfonso Silva Romo y Luis Armando Melgar; del PT: Giovanna Bañuelos. Seis más sí estuvieron… pero no levantaron la mano. Pero lo interesante: seis senadores oficialistas tuvieron que votar en contra, porque la oposición solo tenía 32 senadores.

No fue desorganización. Fue un mensaje. Y lo importante es de donde vino.

DES-COORDINADOR

La lista fue diseñada por Adán Augusto, según confirmaron en tribuna los senadores opositores. Él la presentó en la Junta de Coordinación Política, que él mismo preside.

No hubo consulta. No hubo negociación. No hubo consenso.

El senador Clemente Castañeda, de MC, declaró: “Morena presentó su lista, no pidió opinión, no revisó perfiles, no escuchó a nadie. Lo que hicieron fue lo que tanto criticaban: la aplanadora“. Ricardo Anaya, del PAN, lo dijo más claro: “Quieren controlar los tribunales electorales. Esto es un cochinero. Un regreso a los tiempos de los fraudes“.

Pero el verdadero problema no fue la oposición. Fue la fractura interna. Y eso, es una cuenta que le pega directamente al coordinador.

FUEGO AMIGO

Hasta hoy, Adán Augusto había navegado con la bandera de “el ungido de AMLO“. Pero ese capital político ya no garantiza obediencia.

Ese mismo día, Claudia Sheinbaum desmarcó públicamente a Andrea Chávez, su protegida política, envuelta en escándalos por ambulancias con su rostro en Chihuahua.

La mandataria dijo que enviaría una carta a la militancia para poner reglas. Nada de campañas adelantadas. Nada de violar principios obradoristas. Nada de actuar sin permiso. Mensaje enviado.

La derrota del Senado llegó después de eso. Y fue anónima: la votación se hizo por cédula, en secreto. Pero es evidente lo que pasó: el golpe vino de adentro.

MANOTAZO

Estamos ante el primer gran manotazo político de Sheinbaum como Presidenta. No dio la orden. Pero dejó correr el fuego. Adán quiso imponer una lista sin consensos, con perfiles débiles, algunos sin experiencia o con vínculos partidistas. Y cuando los votos no salieron, no tuvo a quién culpar.

Ni siquiera quiso dar declaraciones. No explicó. Solo calló. Como se calla después de perder. No es para menos. Pues no solo perdió la votación. Ese día perdió el control del Senado. Resultó ignorado por su propia bancada. Por sus aliados. Y cuando eso pasa, no hay liderazgo. Solo titularidad vacía.

Claudia Sheinbaum ya empezó a mover sus piezas. Y si alguien pensó que la sombra de AMLO lo protegía, ya entendió que hay jugadora nueva… y que juega en serio.