La justicia es una tómbola

Morena controlará la selección de candidatos judiciales tras la renuncia del comité judicial y la decisión del Tribunal Electoral



La elección de jueces, magistrados y ministros fue vendida como un avance histórico en México. Se dijo que el pueblo tendría en sus manos el destino del Poder Judicial. Y con ello, seríamos el país más democrático en todo el mundo.

Pero esta es la realidad de las cosas. Será una sola fuerza política quien terminará eligiendo a todos los candidatos que votarás el 1 de junio.

Morena ya tenía el control en el Ejecutivo y del Legislativo. Ahora, con la tómbola ordenada por el Tribunal Electoral y la renuncia del comité del Poder Judicial, también definirá los candidatos judiciales que estarán en la boleta.

Al final, nada quedó al azar.

CONTROL DE LOS CANDIDATOS

La reforma judicial estableció que cada poder propondría sus propios candidatos. La Presidencia, el Congreso y el Poder Judicial formarían comités de evaluación para filtrar a los aspirantes y elegir a los mejores perfiles.

Con los resultados electorales de la pasada elección presidencial, el diseño favoreció a Morena desde el principio. Con la mayoría calificada en el Congreso y el control del Ejecutivo, los comités de evaluación de esos dos poderes quedaron en sus manos.

En ambos comités, el proceso sigue su curso. Los futuros candidatos son entrevistados, evaluados con criterios subjetivos y serán elegidos a modo.

El único obstáculo era el Poder Judicial, que aún tenía margen para proponer sus propios nombres. Incluso fue el único que estableció un examen como filtro. Hasta que llegó la suspensión.

PARÁLISIS EN EL PODER JUDICIAL

Hace unos días, un juez concedió un amparo para suspender el proceso de evaluación de aspirantes. De los tres comités, solo el del Poder Judicial obedeció la orden y detuvo su proceso. La Presidencia y el Congreso, controlados por Morena, ignoraron la suspensión y continuaron la evaluación sin interrupciones.

Hasta ese punto, el peor escenario era que el Poder Judicial sería el único sin candidatos propios. Si el comité judicial no evaluaba, no podía proponer. Y en esa situación, los únicos en aparecer en la boleta serían los candidatos elegidos por Morena desde el Legislativo y la Presidencia.

Pero la historia tomó un rumbo aún peor. Una decisión del Tribunal Electoral cambiaría por completo las reglas del juego.

LA TÓMBOLA

Para evitar el vacío, el Tribunal Electoral resolvió que el Senado suplirá las funciones del comité del Poder Judicial. El método de selección: insaculación.

Es decir, no habrá examen, no habrá evaluación y no habrá garantía de que sean los mejores. Pura cuestión de suerte.

Tras la decisión del Tribunal Electoral, los cinco integrantes del comité del Poder Judicial decidieron renunciar a sus cargos. Dijeron que la imposibilidad jurídica les impedía garantizar un proceso transparente.

Con su salida, era muy clara su advertencia: el proceso de la elección judicial estaba viciado desde el inicio. No hubo exámenes. No hubo evaluación objetiva. No hubo independencia. La justicia terminó en manos de una sola fuerza política.

El discurso oficial hablaba de democratizar la justicia. Pero el resultado fue otro: el partido en el poder se repartirá los candidatos del Ejecutivo, del Congreso y, ahora, del Poder Judicial.

Dicho de otro modo: se quedaron con todo. Dijeron que le darían al pueblo el poder de elegir jueces, magistrados y ministros. En realidad, solo le dieron el poder de votar por los candidatos que ya eligieron ellos. Quienes vendieron esto como democracia nos mintieron.