París, Francia / Enviado.– Cuando a Ángela Ruiz le colocaron en el cuello su primera medalla olímpica, no pudo volver a erguirse en el primer intento debido al peso del metal. Era el día de su cumpleaños 18 y apenas se había convertido en adulta cuando se ganó su primera presea olímpica en París 2024. A Ana Paula Vázquez su piel se erizó y se soltó a llorar. Pensó que si bien era sumamente pesada, no era tanto como lo fueron las competencias hasta llegar a ese punto cumbre de su joven carrera.

LEE ADEMÁS: Del Oro de Djokovic a las lágrimas de Carlos Alcaraz por su Plata en París 2024: VIDEO

Para Alejandra Valencia, la otra de las tres Artemisas que conforman el equipo mexicano de tiro con arco femenil que se adjudicó el bronce en los Juegos Olímpicos, no fue su primera medalla, pero sí la más pesada. Según cifras, la medalla de tercer lugar que se colgaron, pesa 455 gramos, es decir, casi medio kilogramo de gloria.

“Pesa. Creo que ésta es un poquito más pesada que la anterior (Tokio 2020) pero creo que en sí, sí son más pesadas que las medallas normales y no sé, es mi segunda, pero la primera en cuanto la cargué dije ‘wow’. Ésta es totalmente diferente, más que por el peso, por lo que significa ganar una medalla olímpica, eso me pasó”, dijo la sonorense de 29 años de edad.

A Ángela le dedicaron el triunfo al ser su cumpleaños ese histórico domingo 28 de julio, fecha en que cayó la primera medalla mexicana en Paris 2024 gracias a sus flechas. Era un sueño convertido en realidad, a tal grado, que incluso de regreso en la Villa Olímpica, ni siquiera le pasó por la cabeza que la llevaba consigo, hasta que sonó el detector de metal para recordarle que era una medallista olímpica.

“Tiene muchos detalles, está muy bonita. Recuerdo que ese día cuando regresamos y pasamos por el detector de metales, saco la medalla y digo ‘¿cómo llegó esta medalla a mi bolsa?’, pero fue una sensación muy bonita”, remembró la pequeña de Saltillo, Coahuila, en conferencia de prensa tras concluir la participación azteca en el tiro con arco de esta justa veraniega.

“Yo me puse a llorar”, contó por su parte Ana Pau. “Es que yo lloro. Cuando me ponen la medalla se me puso la piel chinita, estaba muy emocionada, nerviosa, pero nervios muy bonitos y con esa emoción, sí pesaba, pero fue como ‘no manches, estoy recibiendo una medalla olímpica’, yo le platicaba a mi novio que pensaba que nunca me iba a tocar una medalla, pensaba que era buena, pero no me iba a tocar a mí y me tocó y la vi y pensé que está muy cañón. Sí, pesa, pero me pesó más la competencia, ahorita la estaba cargando y estaba con el cuello así”.

Y es que vaya que ha sido pesado para el trío de arqueras el haber podido llegar hasta ese punto. Vázquez estuvo prácticamente fuera un año por una lesión en el hombro y si bien la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) les brindó lo necesario para poder competir y foguearse rumbo a estos Juegos, se trató de un estímulo muy básico para sus necesidades.

“¿El apoyo de las autoridades? Es muy compleja esa pregunta y por eso muchas veces la esquivamos por lo mismo, entonces debo decir que es el mínimo indispensable de lo que debe ser. No voy a decir que nos han dado más de lo que debemos, pero tampoco carecimos del apoyo, de cero competencias, cero equipo, cero apoyos. Cero nunca es cero, más sí es lo mínimo indispensable, de no te voy a agradecer por darme de comer, pero creo que es lo mínimo indispensable”, expuso la joven de 23 años de edad.

“Se tiene que apoyar a la base de la pirámide, aquí estamos en la punta y ya batallamos. Con eso los resultados serán más fáciles, se necesitan varios proyectos. Para ser como las potencias, se tiene que hacer un semillero del Tiro con Arco”, comentó a su vez la mayor de las tres al respecto y aclaró que lo que dijo sobre Ana Gabriela Guevara previamente fue sacado de contexto.

Por lo pronto, Ana Guevara expuso que se tiene preparado un proyecto en el que una nueva Federación de Tiro con Arco servirá para mantener esta tradición de medallas para México en esta disciplina. Mientras tanto, las imágenes de estas tres Artemisas quedarán para la historia y sus recuerdos evocarán a aquella tarde gloriosa en la Explanada de los Inválidos.

“A ver esas fotografías se pone la piel china, la verdad. Porque recordamos el momento en que estábamos ahí, claro que no ponen fotografías donde nos ganaron el set, pero también esas las recordamos. Se siente bonito, hay movimientos que ni nos acordamos de que hicimos, si recuerdo que pedí una bandera. Al menos a mí, me han servido más mis errores; he perdido tantas veces, muchas más que ganar, que ya perder una vez más no da miedo, pero eso lo aprendes con el tiempo. Pero este logro no es mi, por supuesto que es también de mis compañeras, obviamente y en mi caso de todas las personas que me apoyaron”, sentenció Vázquez.