La reforma electoral es uno de los grandes pendientes del régimen obradorista. Pero eso no significa que en Morena todos tengan la misma visión de lo que debe ser.
Esta semana se instaló la Comisión Presidencial de la Reforma Electoral, creada por decreto de Claudia Sheinbaum y conformada exclusivamente por funcionarios federales: Pablo Gómez, Rosa Icela Rodríguez, José Merino, Ernestina Godoy, Lázaro Cárdenas Batel, Jesús Ramírez Cuevas y Arturo Zaldívar.
Sheinbaum adelantó que habrá foros para recabar opiniones y propuestas, pero con un detalle: tendrán voz, pero no voto. La redacción final quedará en manos de la comisión y de la propia presidenta. Pablo Gómez lo ha dicho de forma clara: se hará valer “la visión de la mayoría” y se dejará atrás “el viejo sistema electoral”.
PRI y PAN rechazaron la comisión. Rubén Moreira (PRI) dijo que no participarán en “remedo de foros”. Elías Lixa (PAN) acusó que es un “grupo cerrado que vota entre ellos”. Clemente Castañeda (MC) advirtió que el objetivo es “eliminar el pluralismo, capturar al árbitro electoral y debilitar el sistema de partidos”.
TENSIÓN EN CASA
No sólo la oposición muestra resistencias. También hay señales dentro de Morena. El más visible: Ricardo Monreal, coordinador de los diputados guindas. Hace unos días dijo que buscará “consensos amplios con la oposición y con nuestros aliados”, empezando por PT y PVEM, y que “con ellos haremos un esfuerzo extraordinario”.
Y lanzó una frase que no pasó desapercibida: “Esto implica que tenga que modificarse la iniciativa original que nos llegue”. En un movimiento político donde durante años se repitió que “no se le mueve ni una coma” a las iniciativas presidenciales, suena a rebeldía.
Ayer fue más claro: “Es el Congreso el que va a definir. El que va a decidir sobre la reforma electoral, sus alcances, sus límites, su contenido, es el Congreso”. Y no sería la primera vez. Durante el debate del plan B de López Obrador, Monreal presentó 21 cambios por riesgos de inconstitucionalidad. Incluso, varios coincidieron con el fallo de la Corte que lo invalidó.
ALIADOS DE DOBLE FILO
El PT asegura que no ve riesgos. Su coordinador, Reginaldo Sandoval Flores, dijo: “No hay ningún riesgo para nosotros, somos ‘4T’, vamos para adelante”. El PVEM pide diálogo. Manuel Velasco señaló que debe abrirse con “todas las fuerzas que tienen representación en el Congreso”.
Pero su historial cuenta otra historia. En el plan A de la reforma electoral, PT y PVEM rechazaron recortes a financiamiento y tiempos en medios. En el plan B, impulsaron mecanismos para asegurar su registro y transferirse votos en coaliciones. En la reforma contra el nepotismo electoral, el Verde cabildeó para mover la fecha de aplicación de 2027 a 2030.
Que hoy digan que respaldarán la reforma no significa que no intenten modificarla a su conveniencia.
UNA RUTA INCIERTA
El diseño que salga de la Comisión Presidencial puede ser muy distinto al que se apruebe en el Congreso. Sheinbaum busca un rediseño que le permita disminuir la llegada de cacicazgos que le resten poder, como hoy ocurre con Ricardo Monreal, Pedro Haces y Adán Augusto, pero tendrá que lidiar con aliados, con agenda propia y ambiciones personales.
La verdadera reforma electoral no será la que redacten en Palacio Nacional, sino la que sobreviva a los regateos del Congreso.
EL DATO INCÓMODO
AMLO prometió que México tendría un sistema de salud “mejor que Dinamarca”. Terminó duplicando la población sin acceso: de 20.1 millones en 2018 a 44.5 millones en 2024, según el Inegi. Son 24.4 millones más sin derecho a atención médica.



