La resistencia, instrumento de los mayas para mantener su presencia

El volumen se presentará en la XIII Feria Internacional de la Lectura de Yucatán, el 23 de marzo de 2025, a las 12:45 horas



Foto: Secretaría de Cultura

La resistencia como conducta colectiva, consciente o inconsciente, asumida por los mayas desde antes del arribo de los españoles a las costas de Cozumel, en 1519, que se reflejó en el rechazo a la presencia, acciones e ideas de los extranjeros, es el eje conductor del ensayo “Resistencia y rebelión en la sociedad maya”, escrito por el director de la representación en Quintana Roo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Margarito Molina Rendón.

En el texto, contenido en el libro La nación maya. Gestación, devenir y resistencia/Maayáaj Lu’umkabal. U síijil, u pachk’iinil yéetel u muuk’ óolal (2024), editado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, el autor destaca que, pese a varios siglos de dominación, la lengua maya sigue viva y la milpa se mantiene como el espacio del que se obtiene el maíz sagrado, donde habitan deidades y perviven los ritos ancestrales.

“Los mayas han participado en diversos momentos en contra de las conductas externas que, obligándolos a cambiar sus propias formas de ver el mundo, intentaban desarticularlos socialmente. Ha sido una lucha de largo aliento”, señala el antropólogo.

Asimismo, hace un recuento de las principales resistencias de “rostro aguerrido” durante la Colonia, término retomado del antropólogo Mario Humberto Ruz, quien distingue tres tipos de resistencia: la del ámbito cotidiano-familiar; la del mundo sagrado, con la reinvención de sus antiguas creencias y cosmovisión; y la de la insurrección abierta. Menciona que no están disociadas entre sí, y que la vía de las armas es una extensión de las dos primeras.

Desde 1517, con el primer rechazo expresado en la batalla de Champotón, encabezada victoriosamente por el líder maya Moch Cohuo, en contra de la expedición invasora de Francisco Hernández de Córdoba, hasta alcanzar su punto álgido en el siglo XIX, con la llamada Guerra de Castas (1847-1901), describe que, entre 1546 y 1561, se documentaron 11 levantamientos en la península de Yucatán, sucediéndose otras rebeliones hasta 1761, aunque admite que pudieron ser más.

A lo largo del texto da cuenta del levantamiento del chilam Anbal, en 1546; el auto de fe de Maní (1562); la rebelión de Campeche, encabezada por el batab Francisco Chí (1580-1583), y la de Bacalar (1636-1639), así como la insurrección tzeltal en Chiapas, en 1712, entre otros alzamientos contra el régimen colonial.

También, aborda la rebelión de Jacinto Canek, en Cisteil (1761), el líder que prometió liberar a los suyos del dominio español, cuya figura oscila entre la leyenda y la realidad; su martirio tras la derrota (fue torturado, atenaceado y ejecutado; su cuerpo, además, fue despedazado, incinerado y esparcido al viento) dio paso a una figura mítica que permanece en el imaginario colectivo.

Molina Rendón concluye que, a la fecha, la presencia cultural maya es poderosa. La resistencia se transforma pero a la vez persiste, conservando un alto sentido de comunidad y de estructura social étnica, el cual le permite relacionarse con el otro y con los nuevos fenómenos económicos globales, como el turismo o la agricultura industrial. “La resistencia está presente en los momentos en que el desarrollo regional es desigual y resulta desventajoso para el pueblo maya”, finaliza.

El INAH en la Filey

Este y otros aspectos en torno a la diversidad de los pueblos mayas se podrán conocer el 23 de marzo de 2025, a las 12:45 horas, durante la presentación de La nación maya. Gestación, devenir y resistencia…, en la XIII Feria Internacional de la Lectura de Yucatán (Filey).