Marco Verde, el pugilista mexicano, ha escrito una nueva página en la historia del boxeo nacional. Su camino hacia la final de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha estado lleno de obstáculos y momentos de gloria, pero ninguno tan peculiar como el que vivió en febrero pasado.

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Y es que en el Campeonato de España supermedio, celebrado en febrero pasado, Verde estaba a punto de enfrentarse al uzbeko Asadkhuja Muydinkhujuaev, su futuro rival en la final olímpica. Sin embargo, el destino tenía otros planes. Muydinkhujuaev, con la mira puesta en asegurar su lugar en los Juegos Olímpicos, tuvo que retirarse del torneo español, dejando a Verde con un triunfo por walk over.

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Ahora, Verde se encuentra a un paso de la gloria. Enfrentará a Muydinkhujuaev, un rival al que conoce bien y respeta. “Los uzbekos son rivales muy difíciles”, reconoció Verde, “pero tengo buena esquina, tengo buena preparación”.

¿Qué hace a Marco Verde tan especial?

Su determinación, su inteligencia en el ring y su capacidad para sobreponerse a la adversidad. Pero también su humildad y su respeto por el deporte. Verde es el producto de una familia de boxeadores, siguiendo los pasos de su padre, Manuel Verde, quien también participó en unos Juegos Olímpicos.

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La final entre Verde y Muydinkhujuaev será un duelo de titanes, una prueba de fuego para ambos pugilistas. Pero para México, será una oportunidad de celebrar el boxeo y de ver a uno de sus hijos alcanzar la gloria olímpica.