FELIPE ARIZMENDI
Obispo Emérito de SCLC
MIRAR
No invento lo que aquí comparto; son testimonios directos de quienes a diario lo viven. En mi pueblito, por ejemplo, las tiendas de abarrotes no pueden vender cajetillas de cigarros si no llevan dos sellos que indican que están autorizados por el grupo criminal que controla casi todo en nuestra región. Deben comprar esos cigarros a un distribuidor autorizado y obligado por ellos, al precio que ellos ordenan; subieron más de un dólar a cada cajetilla.
Lo que platico de cigarros, lo aplican en forma semejante a casi todo lo demás. El kilo de tortillas, alimento base para el pueblo, costaba quince pesos; hoy está a veintiseis (casi un dólar y medio), sólo porque el maíz se debe comprar a quienes ellos indican y al precio que disponen. Lo mismo el huevo, el pollo y casi todos los alimentos. Si quieres construir una casa, o hacerle algún arreglo, no puedes comprar los materiales en la ciudad capital, donde son mucho más baratos, sino con el distribuidor con quien ellos hacen convenio, no por voluntad de éste, sino obligado, y al precio que ellos exigen, pues de cada venta reciben un buen porcentaje. Agricultores de flor, aguacate, jitomate, chile, durazno, pepino, etc., deben pagar su cuota por cada metro cuadrado de terreno, o por cada caja de su producto. Muchos la pagan para evitarse represalias, pues se sienten indefensos. A diario salen de los montes cercanos al Volcán de Toluca varios camiones cargados de trozos de madera de pino, y pasan libremente por las carreteras sin que alguien los pueda detener. No les importa el daño que están causando al medio ambiente, sino sacar dinero.
¿Qué hace la autoridad para evitar esto? Hace lo que puede, y agradecemos a militares, guardia nacional y policías estatales sus sacrificios por dar protección a los pueblos, pues pasan muchas limitaciones para comer, dormir y cuidarse de tantos peligros; sus familias sufren mucho también. Sin embargo, la autoridad está rebasada y no ha encontrado la forma eficaz para evitar el desbordamiento de los extorsionadores. Estos tienen demasiado poder, por las armas que poseen, y controlan muchos territorios, incluso en las grandes ciudades.
Con todo esto, nuestros pueblos viven en temor constante. Nuestro gobierno está tratando de hacer algo para evitarlo, pero aún no encuentra la forma adecuada. Insisten en que las personas hagan denuncias, pero nadie se atreve a hacerlas, pues se exponen a perder la vida. Nuestro Presidente dice que esto es un problema de tráfico de drogas; no es así. Sólo los del grupo criminal consumen drogas; nuestra región no es productora, ni consumidora ni traficante de drogas.
DISCERNIR
El episcopado mexicano, en su Proyecto Global de Pastoral 2031+2033, dice: “El panorama social se ha ido ensombreciendo paulatinamente por el fortalecimiento alarmante del crimen organizado que tiene múltiples ramificaciones… Esta sociedad que tendría que ofrecer a todos los ciudadanos las condiciones necesarias para vivir con dignidad, está dañada y es necesario que todos como miembros de ella tomemos conciencia de esta realidad y nos hagamos responsables, para que pueda cumplir como un espacio de vida digna para todos sus miembros”.
ACTUAR
Esperamos que la cercana Navidad nos haga reflexionar en el mensaje de Jesús, que busca la gloria de Dios y la paz en la humanidad. El camino es el mismo de Jesús: amar y servir, en la familia y en la comunidad. Que la Virgen María y el Espíritu Santo hagan realidad estas esperanzas. ¡Santa Navidad!