Aún no se cumple un año del gobierno de Claudia Sheinbaum, y ya hubo varios sismos políticos que obligaron reacomodos… y a muchos, a perder espacios en la nueva era obradorista. Hagamos un recuento.
SISTEMA AMLO
López Obrador creó un sistema de pesos y contrapesos internos en Morena. Aunque concentró el poder presidencial -capturando dependencias, órganos autónomos y debilitando instituciones-, al pasar la estafeta, se aseguró de que ese poder no quedara sólo en Sheinbaum.
Primero, la integración del gabinete: la mitad eran funcionarios de AMLO como Jesús Ramírez Cuevas, Rosa Icela Rodríguez, Rogelio Ramírez de la O y Zoé Robledo.
Después, asignó cargos a las corcholatas perdedoras. No sólo para evitar rupturas como las del PRI y PRD, sino para limitar el margen político de la nueva presidenta.
Aunque el acuerdo interno era que quien quedara mejor posicionado tendría prioridad en cargos, Adán Augusto fue nombrado coordinador de senadores y Ricardo Monreal de diputados. De haberse respetado el pacto, Marcelo Ebrard estaría en el Senado y Adán en San Lázaro.
Pero AMLO prefirió poner viejos lobos de mar antes que perfiles cómodos para Sheinbaum.
PRIMEROS CHOQUES
El modelo entró en crisis pronto. A finales de 2024, Adán y Monreal ya se acusaban mutuamente de corrupción. El pleito frenó la agenda legislativa de Sheinbaum, como su iniciativa en materia de vivienda.
Después, llegaron más bloqueos: las leyes de seguridad e inteligencia -que empoderaban a Omar García Harfuch– sufrieron retrasos. Igual que la ley de telecomunicaciones que beneficiaba a José Merino desde la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones. Ambas fueron modificadas en el Congreso.
También se aliaron con el Partido Verde para modificar la reforma contra el nepotismo que impulsaba Sheinbaum, y lograron mover el plazo de aplicación del 2027 al 2030.
No es casualidad que ambos estén ahora en medio del escándalo.
A Adán lo persigue el caso de Hernán Bermúdez, su exsecretario de Seguridad, prófugo y vinculado al crimen organizado. Y Monreal fue exhibido por su viaje a Madrid para asistir al cumpleaños de Pedro Haces.
Tampoco fue casual la exhibición de las vacaciones de Mario Delgado en Portugal, Andy López Beltrán en Japón y el diputado Enrique Vázquez en Ibiza.
LA CAÍDA DE ANDY
El caso de Andy López Beltrán es clave. El sistema de contrapesos también lo colocó a él en una posición de poder dentro de Morena: secretario de Organización, encargado de sumar 10 millones de militantes y negociar alianzas para 2030.
Pero su figura se ha ido desgastando. Los malos resultados en Veracruz y Durango, la incorporación de perfiles impresentables y los reclamos de gobernadores como Rocío Nahle y Salomón Jara, lo dejaron expuesto.
Desde entonces, Sheinbaum lo ha ido acorralando: regaños públicos en la mañanera y la creación de una Comisión Evaluadora de Incorporaciones para revisar su trabajo. Una camisa de fuerza que complica su futuro político.
LOS QUE YA SE FUERON
A los reacomodos también se suman las salidas. Pablo Gómez dejó la UIF para coordinar la reforma electoral. Francisco Garduño salió del INM. Rosendo Gómez dejó la Fiscalía del caso Ayotzinapa. Teresa Reyes, la Comisión de Búsqueda.
A punto de cumplir un año de gobierno, Sheinbaum ha ganado poder: recupera espacios antes controlados por obradoristas. Y aunque Monreal y Adán están debilitados, todavía controlan algo que los mantiene vivos políticamente: la mayoría calificada en el Congreso.
EL DATO INCÓMODO
Con Sheinbaum, Pemex alista el mayor programa de fracking en su historia. Una técnica prohibida por López Obrador, hoy revivida para subir la producción de gas natural. No sólo rompe con promesas ambientales, sino con viejas políticas.



