Este fin de semana, madres y padres de niños con cáncer marcharon en diversas ciudades del país. El motivo: desabasto de medicamentos oncológicos. ¿En qué momento normalizamos tener que exigir al gobierno para mantener con vida a nuestros hijos?
La marcha Queremos Medicina, convocada por la asociación civil Nariz Roja, estaba prevista desde mucho antes. El gobierno federal pidió paciencia: prometió que en julio llegarían los medicamentos, incluidos los oncológicos. Terminó el mes… y también la paciencia.
La promesa no es nueva. Siete años llevamos escuchándola. Con López Obrador nunca se cumplió, ni siquiera en 2024, año en que pidió endeudar al país por más de 2 billones de pesos. El dinero fue a megaproyectos y promesas electorales, no a medicinas.
HERENCIA ENFERMA
En 2025, tras siete meses, apenas concluyó la licitación de medicamentos que debió realizarse un año antes, cuando AMLO aún era presidente.
En el gobierno de Sheinbaum, el asunto del abasto se perdió entre reformas judiciales, el plan C y sus leyes derivadas. Cuando decidió priorizarlo, chocó con otro obstáculo: Birmex, la empresa pública que pasó de comercializadora de vacunas a distribuir medicamentos.
El proceso de compra iniciado a principios de año fue cancelado por indicios de corrupción: compras dirigidas y sobreprecios de hasta 13 mil millones de pesos. Hasta ahora sólo hay investigaciones, ningún detenido. Sheinbaum aceptó que había funcionarios de su gobierno involucrados, pero no asumió la responsabilidad total del desabasto.
Culpó a las farmacéuticas de “amafiarse” para quedarse con contratos, como lo hacía AMLO. También responsabilizó a Felipe Calderón, a 13 años de dejar el cargo, de modificar la ley para quitar la obligación de producir en México. Si ese era el problema, ¿por qué López Obrador no lo corrigió? La Presidenta tampoco presentó una reforma. Optó por un decreto.
SIETE AÑOS DE FRACASOS
La salud ha sido el gran pendiente de Morena. AMLO fracasó. Sheinbaum arrancó mal. Vivimos las consecuencias de una decisión tomada hace siete años. El expresidente, en su cruzada contra farmacéuticas ligadas –según él– a opositores, eliminó las compras consolidadas del IMSS.
Después vinieron cinco intentos fallidos:
- Hacienda: cuello de botella.
- Insabi con la ONU (UNOPS): fracaso.
- Sólo Insabi: fracaso.
- Birmex y la Megafarmacia del Bienestar: fracaso.
- IMSS-Bienestar: fracaso.
En medio de estos experimentos en salud pública, López Obrador negó problemas por el desabasto. Incluso prometió que tendríamos un sistema de salud “del nivel de Dinamarca”. Y en medio de esas promesas vacías, se acusaba a padres y madres de niños con cáncer de golpismo.
Con Sheinbaum, intentaron de nuevo las compras consolidadas con Birmex. El último intento murió por corrupción.
VIDAS EN JUEGO
Recientemente, la Presidenta anunció que ya se compró el 95% de los medicamentos, incluidos los oncológicos. Pero falta la distribución. Para ello lanzó el programa Rutas de la Salud, inspirado en las “camionetitas de salud” de Rocío Nahle. Propaganda más que política pública: entregar medicinas “no son enchiladas”.
En siete años, la salud pública sigue atrapada en improvisaciones y pleitos políticos. La cadena de abasto se rompió y nunca se reparó. Lo más grave: en medio está la vida de miles de mexicanos que dependen de un tratamiento para seguir respirando.
EL DATO INCÓMODO
Terminaron los 30 días de disculpas obligadas de Karla Estrella hacia una diputada del PT, alias Dato Protegido. El caso sienta un peligroso precedente: políticos usando la ley para silenciar a ciudadanos. Es apenas el inicio de una ola de censura, como ya ocurre en Campeche bajo la mano de Layda Sansores.



