El acceso al agua tiene también un componente de género, pues estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2020, señala que en México más de cuatro millones y medio de personas no disponen de agua entubada, lo que implica algún tipo de acarreo y generalmente las mujeres son las que dedican entre 17 y 30 horas a la semana, a diferencia de las cuatro horas y media que en promedio, invierten los hombres, revelaron especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana.
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Por estás actividades las mujeres sufren mucho daño en la columna y articulaciones debido al por trabajo de transportar agua no sólo para limpiar, sino para llevarla a lugares inaccesibles o muy accidentados como son las zonas de la serranía donde de abastecimiento de agua es un problema constante, explicó la doctora Angélica Castillo Palma, investigadora adscrita al departamento de Filosofía de la UAM.
Además, precisó que la memoria lacustre se mantiene viva a través de la tradición oral, y son las mujeres las guardianas de este legado, al existir de manera histórica una relación muy fuerte entre el agua y el género femenino.
La investigadora rememoró que desde la época prehispánica, las mujeres se encargaban de buscarla en los ojos de agua, transportarla y utilizarla para la comida y bebida.
Añadió que 4n su libro, Cuando la ciudad llegó a mi puerta. Una perspectiva histórica de los pueblos lacustres, la explosión demográfica y la crisis del agua en Iztapalapa, editado por esta casa de estudios, no documenta ritos donde se creía en la presencia de ciertos espíritus en estos lugares.
“La otra tradición muy fuerte es la que está vinculada con ciertas festividades especialmente de Semana Santa, específicamente el famoso Sábado Santo que implicaba entrar a algunos de estos ojos de agua o algún tipo de temazcal”, enfatizó.
Acotó que mediante documentos, mapas antiguos, testimonios orales y datos demográficos, la publicación reconstruye la crisis del sistema lacustre en Iztapalapa en la primera mitad del siglo XX.
Por su lado, la doctora Isela Barceló Quintal, adscrita al departamento de Ciencias Básicas de la unidad Azcapotzalco, puntualizó la importancia de motivar a las jóvenes estudiantes para abordar temas de investigación relacionados con el agua.
La académica destacó que la UAM, en especial la unidad Azcapotzalco, es pionera en la licenciatura en Ingeniería Ambiental de donde ha egresado gente de primer nivel que inspiran a las nuevas generaciones a enfrentar los desafíos relacionados con el agua.
“La UAM es una universidad de avanzada: en la unidad Xochimilco está la planeación, diseño de sistemas de tratamiento y estudios de la calidad del agua; los estudios de Hidrobiología en la sede Iztapalapa; los del campus Lerma donde están enclavados en un acuífero muy importante, al igual que estudios que encabeza la Unidad Cuajimalpa”, dijo.
En el caso de la unidad Azcapotzalco, donde es fundadora, destacó el Humedal Artificial y la Planta de Tratamiento y Reúso de Aguas Residuales tratadas con oxidación avanzada, proyectos enfocados a la preservación y cuidado del ambiente.
“Funciona como modelo para proyectos en comunidades rurales e incluso puede usarse para centros urbanos y se cuenta con una patente”, concluyó.

Foto: Cuartoscuro.com 


