Monitorean especialistas de la UNAM al Popo con aparatos que captan rayos cósmicos

PATRICIA RAMÍREZ Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) monitorean el volcán Popocatépetl a través de un equipo detector de muones, provenientes de radiaciones cósmicas, para hacer una radiografía y monitorear cualquier cambio en la actividad del coloso. Don Goyo es uno de los volcanes que amenaza a la mayor cantidad de personas;

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PATRICIA RAMÍREZ

Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) monitorean el volcán Popocatépetl a través de un equipo detector de muones, provenientes de radiaciones cósmicas, para hacer una radiografía y monitorear cualquier cambio en la actividad del coloso.
Don Goyo es uno de los volcanes que amenaza a la mayor cantidad de personas; una erupción afectaría a los millones de habitantes de los estados de México, Puebla, Morelos, Tlaxcala y, por supuesto, la Ciudad de México, como señalan los registros de grandes erupciones en el pasado, de ahí la importancia de vigilarlo integralmente y de forma permanente.
Los especialistas explicaron que los rayos cósmicos que llegan a nuestro planeta desde el Universo, compuestos en un 90 por ciento por núcleos de hidrógeno (protones), poseen una energía tal que al bombardear la atmósfera terrestre producen otras partículas. Inicialmente se trata de los llamados piones, de cuyo rápido decaimiento resultan los muones.  Estos últimos son partículas penetrantes que constituyen la radiación de origen cósmico, cargada eléctricamente, más abundante, que incide sobre la superficie terrestre.
Arturo Menchaca Rocha, investigador y exdirector del Instituto de Física, detalló que la imagenología con rayos cósmicos es como una radiografía, en estas últimas se emplean los rayos X. En este caso, el principio de funcionamiento es que la parte más densa de nuestro cuerpo absorbe más radiación, de manera que en la radiografía aparecen zonas más “blancas”, menos veladas, que corresponden a los huesos; “aquí es más o menos lo mismo, porque los muones se atenúan como función de la densidad de la materia que atraviesan”.
Esta técnica, empleada desde hace décadas para medir la densidad de objetos, es la misma que se usó para estudiar la pirámide del Sol, en Teotihuacan; la aplicación difiere porque los volcanes son enormes, y son dinámicos por estar activos, de manera que su interior cambia con el tiempo, por lo que se requieren detectores más grandes.
Hasta ahora, en México se han empleado otras técnicas de medición como la resistividad eléctrica para determinar las medidas de la chimenea. No obstante, alcanzan resoluciones menores, del orden de 100 metros. En contraste, los rayos cósmicos permiten una resolución de 20 metros, es decir, son más sensibles para determinar cambios al interior del volcán.
El objetivo del equipo -que también lideran Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador y exdirector del Instituto de Geofísica e integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM, y Varlen Grabski, del IF-, es agregar información nueva, como las dimensiones y la estructura de la chimenea, así como monitorear posibles cambios en el domo y en el sistema de conductos magmáticos. “Proponemos un prototipo del detector, incluyendo su sistema de procesamiento de datos (adquisición, transferencia, análisis, etcétera)”.
Los muones atraviesan más fácilmente la chimenea mientras está vacía, por lo cual si se comenzara a llenar habría un cambio que se podría detectar mediante este sistema.
El detector diseñado en la UNAM tiene tres planos con una superficie de 10 metros cuadrados cada uno; se conforman de 30 tubos rectangulares llenos de un líquido centellador. Cuando un muon atraviesa uno de ellos, en ese punto se produce una luz que es detectada, junto con su posición, por los sensores. Esa información se guarda en una computadora y luego de un tiempo se reconstruye la imagen del interior del volcán.