El Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce), propone comenzar a prepararse para una posible renegociación del tratado comercial que se tiene con Estados Unidos y Canadá, con el fin de llegar a la mesa con posturas concretas.
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Durante el Foro “T-MEC y la Nueva Administración Trump: Relación Trilateral y Perspectivas”, Sergio Contreras Pérez, presidente ejecutivo del Consejo, destacó la importancia de la colaboración entre los sectores público y privado para fortalecer las cadenas de valor y aprovechar las oportunidades del nearshoring, pues sostuvo que el T-MEC es un motor clave para la integración comercial, económica e industrial de la región de Norteamérica.
“Nuestra región representa el 30% del PIB mundial y genera un comercio trilateral anual de 1.63 billones de dólares. Cada minuto, más de 3.1 millones de dólares cruzan nuestras fronteras, lo que evidencia el dinamismo de esta integración económica”, destacó.
Ante más de 15 embajadores y cónsules, así como representantes gubernamentales y líderes empresariales, como la subsecretaria de Relaciones Exteriores, María Teresa Mercado; el presidente honorario del Comce, Valentín Diez Morodo, Contreras Pérez aseveró que “México no exporta solo por su cercanía a Estados Unidos o tener un acuerdo comercial, sino porque es un proveedor confiable y reconocido por la calidad de los productos mexicanos”.
En tanto, Kenneth Smith, presidente del Comité Bilateral México-Estados Unidos del organismo, señaló la importancia de distinguir entre amenazas creíbles y aquellas que difícilmente se concretarán.
“Me atrevo a decir que la desaparición del T-MEC en 2026 pertenece a la canasta de lo que no va a suceder”, dijo y subrayó la necesidad de estar preparados ante la posibilidad de que Estados Unidos proponga una apertura amplia del tratado.
Antonio Ortiz-Mena, presidente del Comité Técnico de Estrategia del T-MEC, comentó que la seguridad ha cobrado un papel cada vez más relevante en la toma de decisiones de política comercial y de inversión, por lo que observó que las negociaciones con Estados Unidos y Canadá ya no se basan únicamente en cálculos económicos, sino en el impacto que estas decisiones puedan tener sobre la seguridad de cada nación.