MARTÍN AVILÉS

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Y cuando los San Francisco 49ers despertaron, los Kansas City Chiefs seguían ahí. El 2 de febrero de 2020, los Niners se vieron superados por un avasallador Patrick Mahomes, quien orquestó una remontada que los dejó con las manos vacías. Ahora, cuatro años después en Las Vegas, el Super Bowl LVIII será el escenario perfecto para intentar exorcizar sus demonios.

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El mundo ya no es el mismo luego de que en esos cuatro años ocurriera una pandemia y múltiples guerras se desataran en Europa y Medio Oriente. Tampoco los 49ers son los mismos, pues ahora tienen a Brock Purdy en los controles, un mariscal que ofrece más garantías que Jimmy Garoppolo; además de contar con Christian McCaffrey como corredor, un arma letal que amenaza a los Chiefs.

Mahomes y compañía disputarán el cuarto Juego Grande en el último lustro para Kansas City, lapso en el que cosecharon dos veces el Vince Lombardi y ahora buscan convertirse en el primer bicampeón de la NFL después de los New England Patriots en el ya lejano 2004.

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En la temporada regular San Francisco fue mejor que Kansas City. Los de Kyle Shanahan acabaron con récord de 12-5 en el primer lugar de la NFC, posteriormente superaron a Green Bay en la ronda divisional y a los Detroit Lions en la final de Conferencia. En tanto, el vigente campeón de la liga tuvo durante la temporada un registro de 11-6 y venció a los Miami Dolphins, después a los Buffalo Bills y finalmente a los Baltimore Ravens para citarse con los 49ers.

En los casinos, San Francisco es favorito, en parte, luego de la espectacular remontada en el duelo por el campeonato de la Conferencia Nacional ante Lions. Las apuestas señalan que son favoritos con una línea de -134, es decir, con 2.5 puntos de ventaja.