En su primer Informe de Gobierno, Claudia Sheinbaum aseguró que el problema del desabasto quedó atrás. Según ella, “en todos los centros de salud y hospitales ya están por encima del 90% de abasto de medicinas“.
El mensaje es triunfalista, casi idéntico al que dio Andrés Manuel López Obrador en marzo de 2023: que el desabasto había terminado. Pero la realidad, dos años después, desmiente a ambos.
NARRATIVA OFICIAL
Sheinbaum defendió que su administración trabaja “todos los días para el abasto gratuito de medicamentos“. Presumió nuevos protocolos médicos, la ampliación de laboratorios y la digitalización de resultados en clínicas del IMSS-Bienestar. Además, aseguró que de 553 centros con laboratorio se pasará a 3 mil 387 en todo el país, un aumento del 500%.
El problema es que ese famoso 90% de abasto, presentado como prueba de éxito, no corresponde a lo que viven pacientes y médicos en hospitales públicos. El dato se refiere a adquisiciones globales, no a estantes llenos en cada clínica. Es un porcentaje en papel, no en farmacias.
NO HAY QUIMIO
Uno de los primeros en desmentir a la presidenta fue Alejandro Barbosa, director de Nariz Roja, organización que acompaña a niños con cáncer. Su respuesta fue contundente: “Es mentira, ¡no hay quimio!”.
En un video viral, Barbosa invitó a Sheinbaum a visitar hospitales como el de la Niñez Oaxaqueña o los civiles de Guadalajara, donde los pacientes enfrentan la escasez todos los días.
Con ese contexto, acusó que el discurso presidencial es “mentira” y “engañoso”, porque los pacientes siguen comprando medicinas de su bolsillo y muchos niños no tienen acceso a los tratamientos.
LOS DATOS REALES
La organización Verificado, citando datos de Fundar y el colectivo Cero Desabasto, confirma lo que dicen pacientes y médicos: el desabasto no se ha resuelto.
Desde 2019, el gobierno ha cambiado al menos cinco veces el modelo de compra de medicamentos: primero la Secretaría de Hacienda, luego la UNOPS, después el Insabi, más tarde el IMSS-Bienestar y ahora Birmex. Cada transición arrastró los mismos errores: mala planeación, distribución deficiente y medicinas que nunca llegaron a tiempo.
El dinero no ha faltado. En 2023 se gastaron 108 mil millones de pesos en medicinas y en 2024 fueron 122 mil millones. Pero más gasto no significó más abasto. El propio IMSS reconoció que en 2024 dejó sin surtir más de 11 millones de recetas. Cada receta no surtida terminó en pacientes comprando medicinas de su bolsillo.
El contraste con el discurso presidencial es brutal. Mientras Sheinbaum habla de un 90% de abasto, las cifras muestran otra realidad: el gasto de bolsillo en medicinas creció 116% desde 2018, pasando de 222 a 480 pesos trimestrales por persona.
Según México Evalúa, el peso de los medicamentos dentro del gasto total en salud subió de 19% a 30%, no porque el sistema sea más eficiente, sino porque las familias están pagando lo que el Estado no puede garantizar.
COSTO DE LA SIMULACIÓN
El inicio del segundo año de Sheinbaum muestra que el desabasto de medicamentos sigue siendo la herida abierta del sistema de salud.
Entre cifras alegres y discursos de triunfo, los pacientes recuerdan lo esencial: en muchos hospitales todavía no hay medicinas. Y esa realidad, más temprano que tarde, se impondrá sobre cualquier narrativa oficial.
EL DATO INCÓMODO
Sheinbaum presumió 89.3% de cobertura en educación básica. Pero en el mismo ciclo, casi un millón de estudiantes abandonaron las aulas en primaria, secundaria y medio superior, según cifras de la organización Educación con Rumbo.



